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Son dos importantes manuscritos
Una fundación de música clásica alemana localiza en Argentina a los herederos de la víctima, que falleció a los 67 años en un campo de concentración.
84 años después, Alemania -o una parte de ella- ha reparado una injusticia histórica cometida en 1937 en pleno ascenso del Tercer Reich. La víctima, Emma Frankenbacher, de origen judío y nacida en Ansbach, se vio forzada como tantos otros a malvender a los nazis parte de su patrimonio artístico.
Entre los bienes más preciados de su residencia en Nuremberg figuraban dos partituras originales del compositor austro-húngaro Franz Liszt. Por una miserable suma de 150 reichmarks (unos 320 euros) los entonces gestores de un museo dedicado al músico se apropiaron del material.
Frankenbacher no sólo perdió su música; sería enviada al campo de concentración Theresienstadt en septiembre de 1942, donde murió poco después a los 67 años.
Su historia ha salido a la luz este miércoles al conocerse que una fundación alemana de música clásica –Klassik Stiftung Weimar- ha localizado a los herederos legítimos de Frankenbacher.
Por medio de un pariente lejano en Guatemala, un investigador contratado por la fundación los ha encontrado en Argentina, el país al que huyeron su hija -Elisabeth Zimmer, que no tuvo hijos- y su yerno. Elisabeth eligió a su primo y su familia como herederos.
Restitución de los manuscritos
La Klassik Stiftung Weimar adquirió los dos manuscritos con el apoyo de la Cancillería del Estado de Turingia y los Amigos de los Archivos de Goethe y Schiller. Los manuscritos están ahora legalmente en las existencias de Liszt de los Archivos de Goethe y Schiller.
Los manuscritos de las partituras son, por un lado, una copia de la partitura de su primer concierto para piano en mi bemol mayor, que Liszt ha revisado exhaustivamente.
Se considera la versión más reciente de la composición y sirvió como modelo de grabado para la primera edición (Viena, Haslinger 1857). El segundo manuscrito, una copia del «Festliedes zu Schiller’s Jubelfeier», contiene una dedicatoria personal de Liszt.
Crimen contra la Humanidad
Se calcula que durante 1933 y 1945, el régimen nazi expolió unas 600.000 obras de arte en la Europa ocupada. Es el conocido como Raubkunt –arte expoliado-. 200.000 de ellas, fueron saqueadas en Alemania. Este robo de las propiedades judías se considera un crimen contra la Humanidad.
Desde 1998, con la Declaración de Washington, quedó establecida la regulación internacional para ubicar el arte robado y retornarlo a los legítimos herederos.
Martha Argerich (2019) – Liszt: Piano Concerto No. 1
