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En la recta final del FIS de 2023, la violinista alemana presenta un programa con gran acento barroco pero también atento a la música contemporánea, en recuerdo del que fuera su marido, Andrè, Prévin, fallecido en 2019 y a quien encargó el Noneto.
El 72º FIS vivirá el domingo 27 de agosto una de sus grandes jornadas de la presente edición en el concierto que ofrecen en el Palacio de Festivales la mundialmente conocida violinista alemana Anne-Sophie Mutter y sus Mutter’s Virtuosi, con un programa esencialmente barroco, integrado por obras de Bach. Veracini y Bologne, pero también con un guiño a la música contemporánea con el Noneto de André Prévin, que el ex marido de la artista compuso por encargo para su conjunto y que se estrenó en Edimburgo en 2015.
Prévin falleció en Nueva York en 2019, tras una prolífica vida como compositor y director. Mutter es partidaria de incluir en sus programas la sensibilidad para la creación de nuestra propia época, además del repertorio clásico.
Anne-Sophie Mutter (Rheinfelden, 1963) es un extraordinario fenómeno musical: durante 47 años ha sido una habitual de las salas de concierto más importantes del mundo, dejando su huella en la escena de la música clásica como solista, mentora y visionaria.
Domingo 27 de agosto a las 20:30 hs | Palacio de Festivales
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La cuatro veces ganadora del premio Grammy está igualmente comprometida con la interpretación de los compositores tradicionales como con el futuro de la música. Hasta ahora ha realizado el estreno mundial de treinta y una obras – Thomas Adès, Unsuk Chin, Sebastian Currier, Henri Dutilleux, Sofia Gubaidulina, Witold Lutoslawski, Norbert Moret, Krzysztof Penderecki, Sir André Previn, Wolfgang Rihm, Jörg Widmann y John Williams han compuesto todos para Anne-Sophie Mutter se ha dedicado a apoyar a la élite musical del mañana y a numerosos proyectos benéficos.
Además, el consejo de administración de la organización benéfica alemana contra el cáncer “Deutsche Krebshilfe” la eligió presidenta de la organización sin ánimo de lucro en 2021. Desde enero 2022, se unió a la junta de fundadores del Festival de Lucerna.
En otoño de 1997, fundó la “Asociación de Amigos de la Fundación Anne-Sophie Mutter e V.”, a la cual se sumó la Fundación Anne-Sophie Mutter en 2008. Estas dos organizaciones benéficas brindan apoyo a los beneficiarios de becas, apoyo que está personalizado a medida a las necesidades individuales de cada estudiante.
Desde 2011, Anne-Sophie Mutter ha compartido regularmente el foco en escenario con su conjunto de compañeros, Mutter´s Virtuosi. Durante años, Anne-Sophie Mutter ha estado actuando con varios estudiantes becados de su fundación – con el objetivo de familiarizarlos con la vida de músico profesional e introducirlos a un público mayor.
En la primavera de 2011, comenzó el proyecto adicional Mutter´s Virtuosi: este conjunto consiste en antiguos y actuales poseedores de la beca de la Fundación Anne-Sophie Mutter, así como otros seleccionados músicos jóvenes selectos.
En sus giras a través de Europa, América del norte y del sur y también Asia, Mutter´s Virtuosi presenta regularmente obras nuevas a su público y los conciertos benéficos son una parte fija de todas las programaciones de sus giras. Además, los solistas del conjunto se pueden escuchar en grabaciones y videos.
En el año en que cumple 60, los conciertos de Anne-Sophie Mutter reflejan la versatilidad musical de la violinista y su elevada categoría en el mundo de la música clásica. Numerosas composiciones dedicadas a ella llenan su calendario de actuaciones de 2023; en muchos países, estas obras van ser programadas por primera vez.
En el momento del cambio de año, Anne-Sophie Mutter y Mutter´s Virtuosi han realizado giras por Islandia, Estados Unidos y Canadá. Los programas incluyen el Concierto en La Mayor op. 5 n. 2 de Joseph Bologne, Chevalier de Saint Georges, Gran Cadenza de Unsuk Chin (encargado por Mutter), el Concierto para cuatro violines en si menor op. 3 n. 10 de Vivaldi y sus Cuatro Estaciones. El Festival Internacional de Santander, pues, se convierte en uno de los hitos de esta importante gira internacional de una de las mejores violinistas de la historia.
Veracini, Bologne, Bach, Prévin
El florentino Francesco Maria Veracini (1690-1768) pertenecía a una familia de músicos y su primer maestro, su tío Antonio, estaba considerado como el mejor violinista de Italia en torno a 1700. Veracini estudió también en Venecia y después desarrolló una carrera verdaderamente internacional como solista y compositor, en Inglaterra, Alemania y Polonia.
En sus últimos veinte años, superado ya por la emergencia de nuevas generaciones de virtuosos, vivió modestamente en Pisa y trabajaba como maestro de capilla en Florencia, después de una biografía que le había llevado a grandes capitales musicales del siglo XVIII, como Dresde, Praga y el Londres de Haendel.
Un particular infortunio de Veracini fue el naufragio, hacia el final de su vida, en el que perdió dos valiosísimos violines Stainer. Veracini publicó obras de teoría musical y editó obras de otros compositores, por lo que su trayectoria lo convirtió en una de las figuras profesionales más destacadas del primer tercio del siglo de la Ilustración.
También el francés Joseph Bologne, Chevalier de Saint-Georges (1745-1799), fue uno de los grandes virtuosos del violín dieciochescos, en este caso en la segunda mitad del siglo. Bologne, que era también compositor y director, fue el primer clásico de ascendencia africana: había nacido en la isla antillana de Guadalupe de un padre francés dueño de una plantación y de una esclava de 17 años, aunque desde pronto fue educado en Francia cerca de su familia y en escuela de jesuitas.
Bologne fue además un consumado deportista, destacando en esgrima, hípica y otras modalidades, además de ser un consumado bailarín, lo que le convirtió en un Don Juan mulato en los salones del París anterior a la Revolución.
Esta apasionante vida aparece reflejada en una reciente serie de televisión, “Chevalier”. Su extraordinaria capacidad musical hizo que se le llegase a proponer para director de la Ópera de París. Además de una vida ciertamente novelesca (fue también guardia nacional-ciudadano durante la Revolución), Bologne sobresale por sus composiciones, entre ellas cuartetos, sinfonías concertantes, conciertos e incluso óperas. Sin duda, una gran figura coetánea de W. A. Mozart.
Por lo que se refiere al alemán Johann Sebastian Bach (1685-1750), pertenece como Veracini a la primera mitad del XVIII. Su Concierto n1 para violín es una de las tres obras de este tipo que han llegado a nosotros, siendo las otras dos el Concierto n.2 en mi mayor y el llamado “Doble Concierto”, para dios violines, en re menor.
El Concierto para violín n.1 en la menor presenta algunas de las melodías más conocidas de Bach por el gran público musical, y en espíritu el sonido evoca más a Italia o a Francia que a Alemania. Tanto el ritornello del primer movimiento, tan canónicamente barroco, como el lirismo del segundo sobre el ostinato del bajo, y la animada giga con que termina la obra configuran un concierto de extraordinaria complejidad y maravillosa sonoridad, con una especial intensidad del sentimiento que transmite.
En cuanto al tercer Concierto de Brandeburgo, forma parte de la célebre serie de seis que fue dedicada por Bach al margrave de Brandeburgo-Schwedt, Christian Luwwig, en 1721. Es posiblemente el más conocido de todos y por todos, ya que su melodía inicial es casi la misma definición de estos conciertos en la memoria de los amantes de la música clásica. Al igual que en el concierto para violín, Bach concluye con un tercer movimiento muy vivo y dinámico en forma similar a la giga, en tono de danza.
El pianista y compositor germano-americano André Prévin (1929-2019), descendiente de una familia de judíos berlineses que hubieron de huir primero a Francia y después a Estados Unidos, ha sido uno de los grandes talentos musicales de los últimos cien años.
Solista destacado, director de orquesta y compositor de obras originales y de adaptaciones, muchas de ellas en una larga lista de celebérrimas bandas sonoras de Hollywood, donde trabajó para la Metro-Goldwyn-Mayer. Por esta etapa obtuvo cuatro Óscars y diez Grammys.
El Noneto (Nonet) figura entre sus piezas originales para música de cámara, y expresa en tono contemporánea la extraordinaria creatividad de este artista a quien debemos, junto con otro puñado de compositores (entre ellos John Williams, cuya obra también ha interpretado Mutter), el mundo musical del gran cine que desde Estados Unidos se ha proyectado a la cultura global.
Prévin compuso o arregló melodías para 50 películas. Fue asimismo director de orquestas sinfónicas y filarmónicas en Houston, Londres, Pittsburgh, Los Ángeles, Oslo y Viena.
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