Cuarta Audición Comentada Online
En esta ocasión vamos a hablar de música argentina del siglo XX. Bajo el título “Cuatro estaciones porteñas” se engloban cuatro pequeñas piezas que describen la ciudad de Buenos Aires en cada una de las estaciones del año, de un modo similar al que lo hizo Vivaldi en sus conciertos para violín titulados “Cuatro estaciones”. Piazzolla compuso esta serie de piezas en momentos diferentes, siendo obras independientes que pueden ser ejecutadas por separado.
Astor Piazzolla fue un bandoneonista y compositor argentino, que actualmente está considerado como uno de los músicos más importantes del siglo XX.
La infancia de Piazzolla transcurre en New Jersey, donde se trasladaron sus padres dos años después de nacer Astor, y es allí donde Piazzolla tiene su primer contacto con el tango, y nada menos que de la mano de Carlos Gardel.
La música que el joven Piazzolla escuchaba en aquel momento estaba más relacionada con el jazz, más de moda que el tango, pero un encuentro fortuito con Carlos Gardel, que en aquel momento se encontraba en Estados Unidos trabajando en la película “El día que me quieras”, hizo que Astor Piazzola se acercara a ese género musical. Más adelante tocó y realizó arreglos orquestales para el bandoneonista, compositor y director Aníbal Troilo.
Las cuatro estaciones fueron escritas para quinteto instrumental compuesto por bandoneón, violín, piano, guitarra eléctrica y contrabajo, dando al conjunto una sonoridad que a los más puristas de la época no acababa de agradar.
Cuando Piazzolla comenzó a hacer innovaciones en el tango en lo que respecta a ritmo, timbre y armonía, fue muy criticado por los tangueros de la “Guardia Vieja”, más ortodoxos en cuanto a ritmo, melodía y orquestación.
Más adelante esta sonoridad sería reivindicada por intelectuales y músicos de rock, y a las críticas de los más puristas, Piazzolla respondió con una nueva definición, aclarando que él hacía “música contemporánea de Buenos Aires”, eliminando a propósito la palabra “tango”. A pesar de ello los sellos discográficos no se atrevían a editar su música, considerando a Piazzolla un snob irrespetuoso que componía música híbrida, con exabruptos de armonía disonante.
Actualmente se considera a Piazzolla como el gran innovador de la música argentina, su estilo es propio e inconfundible, y en sus composiciones escuchamos una mezcla de sonidos y ritmos tangueros con un lenguaje más fresco y novedoso, elaborado con procedimientos y recursos técnicos, armónicos y contrapuntísticos que el compositor aprendió en Europa y supo adecuar a su particular lenguaje musical.
Audición Comentada Online
Las Cuatro Estaciones Porteñas de Astor Piazzolla
Por Yrene Echeverría de www.elviolin.com
En la Primavera Porteña nos encontramos con una ciudad que se despierta después de un largo invierno. Escuchamos una dinámica melodía que va pasando de unos instrumentos a otros como si asistiéramos al surgimiento de la primavera.
Los árboles se llenan de hojas, las flores aparecen y perfuman todos los rincones de la ciudad y las emociones se desatan. Los porteños salen de nuevo a la calle y los parques se llenan de voces. Es tiempo de enamorarse, de despertar al primer amor, de seducir y dejarse seducir por la sensualidad de la primavera. La ciudad renace con fuerza y se llena de alegría y bullicio.
Con el Verano Porteño llega a la ciudad el calor, un calor húmedo e insoportable, y pasear por Buenos Aires se hace cada vez más costoso. El ritmo se ralentiza y las melodías nos hacen sentir el sopor de la ciudad.
El asfalto quema, las calles se vacían, todo invita al descanso. Aparece la pasión y la ciudad parece despertar un poco al caer la tarde, pero con un ritmo lento y lánguido. Escuchamos también en esta pieza un tema que se repite insistentemente y que se ve interrumpido de pronto por el solo del violín. La languidez del verano porteño se ve interrumpida por el accellerando final con que concluye la pieza.
En este Otoño Porteño sentimos el dolor de las despedidas. La pasión que nació en primavera y se intensificó en verano, llega a su fin y la música se vuelve melancólica. La ciudad se viste de ocres, rojos y amarillos mientras intentamos avivar los últimos rescoldos del amor de verano. Los días se empiezan a acortar y sentimos la cercanía del invierno inminente.
Con el Invierno Porteño llega el frío y la soledad. El día es corto y frío y pronto llega la noche, y con ella el tango. La sensación de soledad y melancolía es interrumpida por una parte muy rítmica y marcada.
Así sentimos por un lado la presencia del invierno en la ciudad, la llegada de las tardes en casa, de lo cotidiano, y por otro lado la energía de las noches en que el tango tiene más presencia y sentimiento que nunca.
Sobre Astor Piazzolla
Mar del Plata, Argentina, 1921-Buenos Aires, 1992) Compositor y bandoneonista argentino. Fue uno de los artífices de la renovación del tango, sobre todo a partir de 1955, año en que regresó a Argentina después de un período de estudios en París bajo la dirección de Nadia Boulanger, célebre pedagoga que le aconsejó no olvidar nunca la música popular, precepto que el músico tuvo siempre presente. Decarissimo, Milonga del ángel, La muerte del ángel, Invierno porteño, Buenos Aires hora cero, Balada para un loco y Adiós, Nonino son algunos de sus tangos más populares.
En ellos conviven el género tradicional, la música clásica y el jazz y entremezclan sus lenguajes, técnicas y estilos, lo que les confiere un aspecto novedoso y de un considerable atractivo, a pesar de lo cual despertaron el rechazo de los círculos tanguísticos más conservadores. A Piazzolla se le debe también un valioso Concierto para bandoneón y orquesta, importante por todo lo que supone de reivindicación de este instrumento, más allá del papel de acompañamiento en conjuntos de baile, y una ópera, María de Buenos Aires (1968).
Hijo de un inmigrante italiano admirador de Gardel, Astor Piazzolla nació en Mar del Plata en 1921, pero de pequeño marchó con sus padres a vivir a Nueva York, donde residió desde 1924. En 1929 don Vicente regaló a su hijo un bandoneón de segunda mano, instrumento que quedaría asociado a su figura.
Estudió música bajo la tutela de Bela Wilda, maestro ruso discípulo de Rachmaninov, y de él aprendió a transcribir y ejecutar a Bach y a Schumann. En Nueva York conoció a Carlos Gardel, y surgió entre ambos una larga amistad que derivó incluso en la fugaz participación del músico, como actor, en la película El día que me quieras, donde interpretaba a un canillita.
La carrera de Piazzolla se desarrolló a caballo entre el Nuevo y el Viejo Mundo. De vuelta a la Argentina, se radicó en Buenos Aires y actuó como bandoneonista en las orquestas de Miguel Caló y Aníbal Troilo; en ésta se encargó también de los arreglos. Perfeccionó mientras tanto su técnica con el músico clásico Alberto Ginastera.
En 1944, Piazzolla se desvinculó de Troilo para dirigir la orquesta que acompañó al cantante Francisco Fiorentino. Prosiguió con su labor como arreglador para las orquestas de José Basso, Miguel Caló y Francini-Pontier. También en esta época escribió piezas de música culta, como Rapsodia porteña (1952) y Sinfonía de Buenos Aires (1953), en cuya instrumentación incluyó bandoneones. Ese año viajó a París para estudiar con la famosa pedagoga Nadia Boulanger, quien lo convenció de que persistiera en el camino del tango.
A su regreso a la Argentina, Piazzolla convocó a músicos de primera línea y formó el Octeto Buenos Aires, con Enrique Mario Francini y Hugo Baralis en violines, Roberto Pansera en bandoneón, José Bragato en violonchelo, Aldo Nicolini en bajo, Horacio Malvicino en guitarra eléctrica y Atilio Stampone en piano.
Varias de las versiones del Octeto influyeron de manera determinante en la futura evolución del tango, debido a sus novedades rítmicas y contrapuntísticas. Cuando en 1959 murió su padre, a pesar de las biabas que le había dado en la infancia y que el hijo aún recordaba sin rencor, Piazzolla compuso en su homenaje acaso su obra más bella: Adiós, Nonino.
En 1960, después de una estadía en Estados Unidos, donde su estilo se presentó como jazz-tango, formó un quinteto por cuyas sucesivas formaciones pasarían músicos tales como Elvio Bardaro, Dante Amicarelli, Antonio Agri, Horacio Malvicino, Oscar López Ruiz, Kicho Díaz, Osvaldo Manzi y Cacho Tirao.
En 1968, Piazzolla compuso con el poeta Horacio Ferrer la operita María de Buenos Aires, para once instrumentos, recitante y cantantes femenino y masculino. En 1969 comenzó a escribir, también junto con Ferrer, temas de mayor sencillez para la voz de Amelita Baltar. Compusieron así Balada para un loco, que se convertiría en un gran éxito popular, y en cuya estela surgieron otras composiciones de cariz similar, como Balada para mi muerte, Balada para Él y Chiquilín de Bachín.
A la vuelta de un viaje a París, Piazzolla rearmó su antiguo Octeto y emprendió la composición de temas más largos y ambiciosos, alejados de los esquemas clásicos del tango-canción. Entre esas experiencias se cuentan algunas de sus páginas más famosas, como una nueva versión de Adiós, Nonino (la primera se remonta a 1959), Muralla china, las cuatro partes de Pulsación y la música de numerosas películas.
Siempre atraído por el jazz, en 1974 grabó un disco junto al gran saxofonista Gerry Mulligan. De 1972 es el Concierto de nácar para nueve tanguistas y orquesta; de 1976, la Suite troileana, compuesta en honor a su maestro Aníbal Troilo; y, de 1979, su Concierto para bandoneón, piano, cuerda y percusión.
El prestigio de Piazzolla fue amplio en Europa, mientras que en Argentina se sucedieron las polémicas acerca de si lo suyo era o no tango, género que renovó a través de su instrumento (el bandoneón) y sus composiciones.
En cualquier caso, la influencia de Astor Piazzolla y de la nueva estética musical que supo imponer en el tango marcó de forma insoslayable a las generaciones más jóvenes de artistas inclinados hacia la música popular de Buenos Aires. Así, por ejemplo, el bandoneonista y compositor Eduardo Rovira, que se apartó de los cánones tradicionales del tango y fundó la Agrupación de Tango Moderno en 1960. Otro destacado músico, Rodolfo Mederos, es seguramente el más destacado seguidor de Astor Piazzolla como bandoneonista.
Fuente
Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Astor Piazzolla.
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).
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Lunes 16 de marzo de 20:00 a 21:00
Horario habitual de actividades:
Todos los lunes de 20:30 a 21:30.Lugar: Escuela de Música Soto Mesa Sta Cruz de Marcenado, 1, Madrid. Metro San Bernardo (L2-L4).
Precio: Individual 10€, bono de cinco audiciones 30€. Estas últimas, con una validez de un curso escolar.
Podrás ver y escuchar esta audición comentada de 20:30 a 21:30 en La Escuela de Música Soto Mesa . c/ Sta Cruz de Marcenado, 1, Madrid. Metro San Bernardo (L2-L4).
La primera actividad es gratuita
, excepto los conciertos.Reserva tu plaza en el 91 593 48 55 o escribiéndonos a secretaria@sotomesa.com.