Audición comentada – Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvořák

Resumen de la nota

Se anuncia una nueva sesión de Audiciones Comentadas, dedicada a una de las sinfonías más icónicas de la historia: la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonín Dvořák.

Este compositor bohemio del periodo postromántico, considerado uno de los grandes de la segunda mitad del siglo XIX, es reconocido como el principal representante del nacionalismo checo musical.

Su obra refleja la esencia de su tierra, y la Sinfonía del Nuevo Mundo es su composición más conocida, influenciada por la música popular de Estados Unidos, incluyendo los cantos espirituales afroamericanos y los ritmos indígenas.

A través de la guía de Yrene Echeverría, violinista y divulgadora musical, los asistentes explorarán los recursos musicales de la sinfonía.

Las explicaciones son sencillas y accesibles para todos, sin tecnicismos, con el propósito de que cualquier persona, ya sea aficionada o principiante, pueda disfrutar y comprender la música clásica desde una nueva perspectiva.

Estas sesiones permiten apreciar detalles que suelen pasar desapercibidos y acercan la música clásica a todo tipo de público, transformando la forma en que se percibe y disfruta.

Una nueva Audición Comentada

Una nueva sesión de Audiciones Comentadas y una de las más grandes sinfonías de todos los tiempos: La Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák, compositor bohemio del periodo postromántico y considerado uno de los grandes compositores de la segunda mitad del siglo XIX.

Se le considera el principal representante del nacionalismo checo musical, sabiendo extraer la esencia musical de su tierra. La obra que hoy nos ocupa es su composición más conocida.

Durante su educación tuvo que alternar los estudios con el trabajo ya que su familia no podía mantenerle, y gracias a que tuvo que trabajar en una orquesta para ganarse la vida, fue adquiriendo una reputación como intérprete.

El reconocimiento tanto en su tierra como de forma internacional no tarda en llegar y pronto comienza a poder ganarse la vida como compositor y a recibir becas que le permiten seguir formándose.

Viajó por todo el mundo presentando y dirigiendo sus obras y en uno de estos viajes llega a Estados Unidos, país que le marcó profundamente en muchos aspectos, pero principalmente en el musical. Inspirándose en los cantos espirituales de los negros norteamericanos y en la música popular estadounidense así como en los ritmos de los aborígenes americanos, Dvorak compone su Sinfonía nº 9, que posteriormente, y por este motivo, recibe el sobrenombre de «Sinfonía del Nuevo Mundo».

Respecto a la numeración de la Sinfonía, en algunos sitios la podemos encontrar como la número 5 e incluso como la número 8 debido a ciertas confusiones que surgieron durante la catalogación de las obras de Dvorak.

De esta obra Leonard Bernstein afirmó que era «realmente multirracial en sus bases», y el propio compositor aclaraba acerca de su creación que «En realidad no he utilizado ninguna de las melodías de los nativos americanos. Simplemente he escrito temas originales que incorporan las peculiaridades de la música indígena y usando estos temas como sujetos, los he desarrollado con todos los recursos del ritmo, el contrapunto y el color orquestal modernos»

Escucharemos esta obra mientras con la ayuda de Yrene Echeverría, violinista profesional y divulgadora musical, nos adentramos en los recursos musicales que emplea el compositor y analizaremos algunos aspectos que nos ayudarán a entender mejor la música.

El lenguaje empleado en estas explicaciones es siempre sencillo y ameno, siendo muy fácil entender las explicaciones de Yrene, ya que no contienen tecnicismos ni hace falta saber música para comprenderlas. Lo cierto es que, después de pasar por una de nuestras sesiones de Audiciones Comentadas, la música ya nunca nos sonará igual, aprenderemos a entenderla y a disfrutarla y apreciaremos detalles que hasta entonces nos pasaban desapercibidos.

Con estas sesiones pretendemos acercar la música a todo el mundo, de forma que si te apasiona la música clásica sentirás que están pensadas especialmente para ti, ayudándote a disfrutarla de una forma diferente, pero si no eres un gran aficionado y quieres descubrirla y entenderla un poco mejor, también encontrarás en nuestras clases un montón de razones para disfrutarla.

Sobre Antonin Dvořák

(Antonin o Anton Dvorak; Nelahozeves, 1841 – Praga, 1904) Compositor checo. Hijo de un mesonero, ya desde niño demostró disposición para la música. Inició sus estudios en Zlonice en 1853 y los prosiguió en Praga durante el período 1857-59.

Luego tocó la viola en una orquesta hasta 1871. Al mismo tiempo emprendió su actividad de compositor. El primer éxito alcanzado en este ámbito fue un Himno con texto de Viteslav Hálek (1873); gracias a tal obra obtuvo el cargo de organista de la iglesia de San Etelberto, que conservó hasta 1877.

A estos años pertenecen el Stabat Mater y otras composiciones sinfónicas y vocales, pero sobre todo para conjuntos de cámara. En 1875 recibió un estipendio del Estado. Mientras tanto, sus obras provocaban el interés de Johannes Brahms y Eduard Hanslick, así como el del editor Simrock.

La música de Dvorak conoció entonces mayor auge, publicando las Danzas eslavas (1878), el Cuarteto op. 51 (1879) y las primeras Sinfonías. El músico visitó repetidamente Inglaterra, donde fue nombrado doctor «honoris causa» de la Universidad de Cambridge (1891). Las de Viena y Praga también le concedieron esta misma distinción.

En 1892 aceptó la invitación de marchar a Nueva York como director del Conservatorio Municipal; en América escribiría algunas de sus obras más famosas: la Sinfonía del Nuevo Mundo (1893), el Cuarteto en fa mayor (1893), los Cantos bíblicos (1894) y el Concierto para violoncelo y orquesta (1895). La nostalgia de la patria le indujo a regresar a Praga, donde volvió a ocupar el cargo de profesor de composición del Conservatorio, alcanzado en 1891.

Durante los últimos años de su vida intentó, sin mayor éxito, escribir para el teatro nacional, según el ejemplo de Bedrich Smetana; en este aspecto cabe recordar sobre todo Russalka (1900). Antonin Dvorak falleció cuatro años después de la composición de tal obra, apreciado y honrado como uno de los principales músicos de su época y singularmente de su país, aun cuando en su música se hubiera dado, en cierta medida, una contaminación entre los elementos nacionales y la tradición sinfónica alemana.

La música de Dvořák

La obra de Dvorak es muy variada: desde la ópera a la música de cámara pasando por la música sinfónica, terreno al que dedicó más atención. Su obra musical no es tan sencilla y bucólica como la de su compatriota Smetana, ya que Antonin Dvorak posee un lenguaje más moderno, emplea mayor sofisticación técnica y una orquesta de plantilla más numerosa.

En su orquestación busca la espectacularidad, conseguida a través de contrastes dinámicos y de la experimentación de nuevas combinaciones tímbricas. Algunos de los recursos que emplea son propios de los compositores eslavos, como la utilización frecuente del registro grave del violín y el uso de los instrumentos de metal en pianissimo. Su fluidez y gran espontaneidad melódica proceden en cierta medida de Schubert.

En sus obras de juventud, Dvorak imitaba los modelos románticos, especialmente los de Felix Mendelssohn. En la década de los años sesenta se puede apreciar en su música cierta ambigüedad tonal y frecuentes modulaciones hacia ámbitos tonales lejanos. Surgieron así obras camerísticas como sus cuartetos de cuerda en fa menor Op. 9 (1873) y la menor Op. 16 (1874); y obras orquestales como la Segunda Sinfonía en Si bemol mayor (1865).

Pero a partir de 1874, Dvorak se alejó del influjo de compositores como Liszt y Wagner y desarrolló un estilo algo más convencional y clásico. Fue en esa época cuando comenzó a estudiar el folclore de su país, cuyos principales elementos utilizó posteriormente en sus composiciones. Así, incluyó en su obra ritmos sincopados de danzas populares como la mazurka, la dumka o la sparcirka y abandonó la práctica de la anacrusa, ya que ésta no existe en el folclore checo.

En esta línea de carácter nacionalista surgieron multitud de títulos, como las Tres rapsodias eslavas (1878), el Cuarteto de cuerda en mi mayor (1879), la ópera Dimitri (1881-1882) y la Sexta Sinfonía en re mayor (1880), cuyo tercer movimiento es una danza popular checa llamada furiant.

También corresponden a estos años sus obras maestras Leyendas (1881) para orquesta, la cantata La novia del espectro (1884) y el oratorio Santa Ludmila (1885-1886), que junto con el Requiem (1890) hizo de Dvorak el creador del oratorio checo.

Un lugar destacable de su producción lo ocupa su Stabat mater de 1877. Es su obra sacra más importante y fue concebida para ser interpretada en versión de concierto, y no en la liturgia religiosa. Es una obra de carácter meditativo y orquestación transparente, con abundancia de cromatismos. Otras obras religiosas que cabe señalar son la Misa en Re mayor Op. 86, para solistas, coro y órgano, y el Te Deum (1892) para soprano, bajos solistas, coro y orquesta.

Al ser un excelente intérprete de viola, se sintió fuertemente inclinado también hacia la música de cámara. Entre sus partituras de este género destacan los cuartetos de cuerda y los tríos con piano, entre los que sobresale el Op. 90, más conocido como Dumky. En él no utiliza la clásica estructura de cuatro movimientos, sino que emplea seis movimientos basados en la dumka y los divide en dos grupos.

En el campo de la música orquestal desarrolló gran parte de su talento, ya que además de sus nueve sinfonías, escribió poemas sinfónicos, oberturas de concierto, rapsodias y conciertos para instrumento solista, entre otras.

El músico checo ha sido considerado como un sinfonista brahmsiano en la forma, pero de sonido wagneriano. Su Sexta sinfonía en Re mayor (1880), compuesta para la Orquesta Filarmónica de Viena, fue la primera en proporcionarle notoriedad internacional dentro del campo de la música sinfónica.

Pero, sin lugar a dudas, su sinfonía más célebre es la Novena o del Nuevo Mundo (1892). Esta última obra posee reminiscencias de los cantos espirituales negros y de las melodías de las plantaciones del sur de los Estados Unidos que Dvorak oyó cantar en Nueva York a Harry T. Burleigh, un alumno suyo.

El compositor realizó investigaciones sobre cuáles serían los aspectos definitorios de un estilo musical propiamente americano y llegó a la conclusión de que el uso de la escala pentatónica en la línea melódica, las cadencias plagales y los ritmos sincopados eran las características más típicas de esta música.

Estos aspectos se dejan ver en otras obras de Dvorak compuestas en Estados Unidos, como son el Cuarteto de Cuerda nº 12 en Fa mayor, el Quinteto de Cuerda en Mi bemol mayor y las Biblické pisne (Canciones bíblicas). En cambio, el Concierto para violonchelo en Si menor, compuesto en América en 1895, no contiene los citados elementos de la música norteamericana y fue escrito para el chelista checo Hanus Wihan.

En el último periodo de su obra, Dvorak volvió a las formas de su juventud y prestó especial interés a las óperas y al poema sinfónico. De todas la óperas de esta época, en vida del autor sólo conoció el éxito La Ondina (1900). Respecto a sus poemas sinfónicos, destacan títulos como El hada del mediodía, La rueda de oro, La paloma (todos de 1896) y el Canto heroico (1897).

Fuente
Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Antonin Dvořák.
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).

¿Quieres saber qué son las Audiciones Comentadas?

Escucha esta obra

Dvořák Symphony No 9 «New World» Celibidache, Münchner Philharmoniker, 1991

Lunes 28 de octubre de 20:30 a 21:30

Horario habitual de actividades: Todos los lunes de 20:30 a 21:30.
Lugar: Escuela de Música Soto Mesa Sta Cruz de Marcenado, 1, Madrid. Metro San Bernardo (L2-L4).
Precio: Individual 10€, bono de cinco audiciones 30€. Estas últimas, con una validez de un curso escolar.

Podrás ver y escuchar esta audición comentada de 20:30 a 21:30 en  La Escuela de Música Soto Mesa . c/ Sta Cruz de Marcenado, 1, Madrid. Metro San Bernardo (L2-L4).

La primera actividad es gratuita, excepto los conciertos.
Reserva tu plaza en el 91 593 48 55 o escribiéndonos a secretaria@sotomesa.com.

 

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