Es preocupante cuando nos fijamos en la lista de tours y festivales que han sido cancelados o aplazados debido a la propagación del coronavirus….
Según los informes, Asia alone ha tenido más de 20.000 cancelaciones desde enero, lo que equivale a una pérdida estimada de ingresos por valor de 286 millones de dólares.
Festivales como SXSW, Ultra y Coachella han recibido grandes bofetadas debido al brote. Si bien esto es una mala noticia en la cadena alimentaria de los negocios de la música a corto plazo, puede haber beneficios a largo plazo si todos resistimos.
Según reporta Forbes, hay algunas maneras en las que el negocio de la música podría verse afectado y cómo podría cambiar a raíz de lo que ahora estamos experimentando.
Festivales y giras, más aburridas e interesadas
Con el fin de compensar las ganancias perdidas, los gastos en los tours se reducirán al máximo. Las producciones serán cada vez más pequeñas y menos elaboradas y podrán salirse con la suya con pocas consecuencias ya que existirá un público hambriento de entretenimiento, con lo cual, será menos exigente.
La venta de entradas se pospondrá a medida que se reducen los cargos por servicio, las entradas sin papel aumentan, y a nivel de concierto, los precios se ponen en línea con las opciones de entretenimiento de la competencia para llenar más asientos. El nombre del juego sería algo así como la supervivencia primero, lo cual puede significar precios más bajos en todas partes con el fin de atraer a un público con problemas de liquidez.
El streaming disminuye, pero la audiencia crece
La caída en la economía verá como muchos usuarios cortan suscripciones innecesarias, lo que dañará a Tidal o Deezer, por ejemplo. El streaming es entretenimiento barato, así que sólo el más fuerte (Apple, Google, Amazon) prosperará, mientras se van echando a un lado los servicios más débiles que solo dependen de la publicidad y las suscripciones para sobrevivir (sí, Spotify, también).
Trabajar desde casa traerá un cambio económico y social
Con tantos usuarios teletrabajando, los empresarios verán que pueden reducir gastos manteniendo a los trabajadores en casa incluso con del fin de la crisis. Eso significa menos gente viajando y también que los hábitos de escucha de música y el consumo cambian, en algunos casos para mejor, junto con un cambio general en lo que ahora constituye un lugar de trabajo.
Eso podría ayudar a los lugares de música en vivo, ya que el estar menos tiempo viajando, los mantiene más frescos al final del día y más dispuestos a salir a la escena musical una vez que los problemas de salud y económicos se estabilicen.
La radio se innovará… o morirá
La radio siempre ha sido muy resistente al cambio, pero ahora realmente es cuando tiene la oportunidad de innovar. Con más personas trabajando desde casa, ahora deberá dar un paso al frente… o morirá.
En lugar de ser solo producto de radiodifusión homogéneo gigante, la radio tiene la oportunidad de volverse verdaderamente local de nuevo y servir a las comunidades. Tal vez la nueva tecnología viene al rescate proporcionando a los oyentes una experiencia diferente a la de antes, lo que los convierte en una alternativa viable a la transmisión. Sin embargo, es más que probable que muchas de las estaciones caigan por el camino y desaparezcan por completo.
Una nueva mirada a las cadenas de suministro
Probablemente éste va a ser el caso en todas las industrias. Seguramente las empresas de instrumentos de audio y musicales fabriquen just in time y le den un «nuevo look» a su inventario. Dado que se fabrican tantos productos fuera de los EE.UU., no es mala idea tener stock a mano en el futuro.
Muchas empresas ya estaban trasladando su fabricación de China a Viet Nam, Indonesia y Malasia debido a los aranceles chinos.
Algunas compañías no lo lograrán
Las empresas más apalancadas no superarán esta crisis en su totalidad y otras, en absoluto. Para las discográficas y los editores no debería ser muy preocupante, ya que sus flujos de ingresos pueden incluso aumentar, pero serán la excepción en el negocio de la música. La industria de la música podría ser, en última instancia, más saludable incluso contando con más competencia cuando salgamos de la situación actual.
En cada crisis hay una oportunidad. Si miramos al coronavirus con miedo y vivimos bajo su sombra, nos abrumará. Si miramos cómo podemos mejorarnos a nosotros mismos y a nuestra industria, al final seremos más fuertes. Y la música seguirá adelante.