Cantoría de gira por la Región de Murcia para presentar su nuevo álbum «Ensaladas»

Publicado en TLM

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El grupo murciano Cantoría, cuarteto vocal español con mayor proyección internacional, estará de gira por la Región de Murcia del 20 al 22 de diciembre para presentar su primer y premiado disco ‘Ensaladas’ (Ediciones Ambronay, Francia).

El grupo formado por Jorge Losana (tenor y director), Inés Alonso (soprano), Oriol Guimerà (alto) y Valentín Miralles (bajo) actuará el día 20 en Murcia (Palacio del Almudí), el 21 en Aledo (Torre del Homenaje) y el 22 en Librilla (La Cañada Honda).

Cantoría grabando «Ensaladas»

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Embajador del patrimonio ibérico y del Renacimiento español, Cantoría reivindica en este álbum con su forma de cantar natural y sin artificios la ensalada como género característico de la música española del XVI y a Mateo Flecha ‘El Viejo’ como compositor nacional del Renacimiento de música no sacra más conocido. Ha recibido el premio ‘Diapason Découverte’, uno de los más prestigiosos en música clásica.

El Ayuntamiento de Murcia nos ha apoyado desde el principio. Nuestros primeros conciertos fueron en este programa de Navidad y es un placer volver para presentar nuestro disco. Después de mostrar en directo el álbum en Barcelona y Madrid, volver a Murcia para cantar nuestra primera grabación es muy emocionante. Es la oportunidad de devolver a la ciudad todo lo que nos han dado”, ha afirmado Jorge Losana.

Cantoría tiene su origen en la coral de la Universidad de Murcia y es una muestra de que si desde las instituciones públicas se invierte en educación y cultura de base al final se dan resultados como este CD, que ha obtenido tanta visibilidad y premios internacionales. Por eso estamos muy agradecidos al ayuntamiento y a la universidad, por el apoyo y por hacerlo posible”, ha añadido.

Los conciertos de Aledo y Librilla forman parte del plan de ruralidades del Instituto de las Industrias Culturales de la Región de Murcia gracias al Festival ECOS, que organizamos junto a la Mancomunidad de Sierra Espuña. Compartir nuestra música en los pueblos que vieron nacer al grupo y que nos han visto crecer cada año durante el Festival ECOS es muy ilusionante. Por eso, terminar esta gira de Navidad en la Torre de Aledo y en la Cañada Honda de Librilla será una ocasión que esperamos que el público no se pierda”, ha reflexionado Losana.

La acogida de ‘Ensaladas’ es mucho mayor de la que esperábamos. No solo por los premios recibidos, sino también por las ventas que está teniendo, las escuchas en plataformas digitales y la positiva respuesta de la crítica. Estamos muy contentos de poder llevarlo como símbolo de nuestra manera de entender la música, de nuestra manera de entender cómo se canta en grupo y esperamos que inspire a muchos cantantes y a muchos coros para poder interpretar esta música”, ha concluido el director y tenor de Cantoría.

Cantoría es un conjunto vocal especializado en la interpretación de polifonía vocal del Renacimiento Ibérico con una manera única de hacer música. Ha tenido una gran acogida en Europa tras actuar en 13 países del viejo continente. Nacido en el seno de la ESMUC (Barcelona), toma forma en 2016 en el ECOS Festival de Música Antigua Sierra Espuña (Región de Murcia). De hecho, es el ensemble organizador de este festival.

Obtuvo el Audience Prize en EEEmerging (2018), programa europeo de cooperación para el fomento de ensembles emergentes del que sigue formando parte en la actualidad. Ha participado en residencias artísticas de La Cité de la Voix de Vézelay (2018) o Ghislierimusica de Pavía (2019). Asimismo, en proyectos como MusaE – Ministerio de Cultura y Deporte- (2018 y 2019), el circuito FestClásica (2019) o EXCENARIO, Catálogo musical de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (2020, 2021).

Notas al programa

Matheo Flecha (c. 1481-1553?), Las ensaladas

Maricarmen Gómez Muntané, vatedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona y asesora musicológica.

Entre los compositores españoles del Renacimiento de música no sacra, Matheo Flecha el Viejo es hoy el más conocido internacionalmente, y ello gracias a un género que si no inventó sí perfeccionó hasta llevarlo a su cima: la ensalada.

Oriundo de Prades, una pequeña localidad próxima a Tarragona, son muchas las incógnitas que siguen existiendo sobre su carrera, que parece haber desarrollado a partir de una edad algo avanzada para los estándares de la época. Andaría sobre la cuarentena cuando, en 1523, se le encuentra ejerciendo de maestro de capilla primero en la catedral de Lérida y tres años después en la de Valencia, un puesto que mantendría hasta fines de 1530.

Transcurridos seis años reaparece en Sigüenza (Guadalajara), en la órbita de los duques del Infantado, en calidad de maestro de capilla de su catedral, regresando a la de Valencia a principios de 1539. A resultas de sus probables desavenencias con el cabildo valenciano, retoma al poco su particular periplo –«De iglesia en iglesia/ me quiero yo andar,/ por no mal maridar», dirá en una de sus ensaladas–, solicitando el reingreso en la catedral de Lérida. La fortuna, no obstante, se mostró a su favor.

​Tras el fallecimiento en mayo de 1539 de Isabel de Portugal, la esposa del emperador Carlos V, sus dos hijas, las infantas María y Juana, pasaron a residir en el palacio de Arévalo (Ávila) y luego en el palacio ducal de Guadalajara acompañadas de la otrora capilla de la emperatriz, incluido su célebre organista, Antonio de Cabezón. Flecha pasó a dirigirla no mucho después y es probable que hasta fines de 1548, tras la boda de la infanta María con el archiduque Maximiliano de Austria. Unos cinco años más tarde se cree que falleció en el monasterio cisterciense de Poblet (Tarragona).

Como todos los maestros de capilla de su época, Matheo Flecha debió ser autor de un significativo repertorio de música sacra del que lo único que ha aflorado es un Miserere. También de los típicos villancicos que desde fines del siglo XV los maestros de capilla solían componer con ocasión de la Navidad, pero también en este terreno las fuentes se muestran avaras. De Flecha solo nos queda un villancico de temática navideña, Gloria in excelsis Deo, en el que se advierte la influencia de Juan del Encina, uno de los pioneros del género.

Los villancicos conocidos de Flecha de temática no sacra son algunos más, ocho en total, la mitad de los cuales en el Cancionero de Barcelona, que también incluye el Gloria in excelsis (Biblioteca de Cataluña, Ms 454), y la otra mitad en el de Uppsala, un impreso editado en Venecia en 1556 cuyo repertorio se relaciona con la corte de los duques de Calabria, en Valencia.

Las adaptaciones de estos últimos que escribieron afamados sonadores de vihuela del entorno de la corte española, como Miguel de Fuenllana o Enríquez de Valderrábano, hablan por sí solas de la notoriedad de un compositor que en un determinado punto de su carrera decidió abordar un nuevo género musical como alternativa al villancico navideño.

La primera vez que se registra el término «ensalada» en su acepción poético-musical es en el Auto da Fe del portugués Gil Vicente, que fue representado en los maitines de la Navidad de 1510 en la corte de Portugal. En lugar del tradicional villancico con el que solían concluir este tipo de representaciones, el Auto concluye con «hûa ensalada que veio de França» que el autor no escribe y que requería para su interpretación de un cuarteto vocal.

Dos años después Vicente vuelve a concluir otra de sus obras teatrales con una ensalada, la Farça dos Físicos, de la que esta vez da la letra. La más antigua de las ensaladas de Flecha, Los Chistes, es de hacia 1525. Su patrón y el de la ensalada de Vicente (salvo la música, que no se ha conservado) se ajusta al que Díaz Rengifo define en su Arte Poética Española (Salamanca, 1592), a saber: «composición de coplas redondillas, entre las cuales se mezclan todas las diferencias de metros, no solo españoles, pero de otras lenguas sin orden de unos a otros al albedrío del poeta; y según la variedad de las letras, se va mudando la música». Si Vicente tomó como modelo algún temprano ejemplo de fricassée, especie de quodlibet que estuvo de moda en Francia a lo largo del siglo XVI, entonces debió rebautizar el género.

De Matheo Flecha se conservan once ensaladas a 4 o 5 voces (a capela), siete de las cuales en el impreso de 1581 Las Ensaladas, mandado editar en Praga, en casa de Jorge Negrino, por su sobrino Matheo Flecha el Joven, a la sazón capellán de la emperatriz María a la que ese mismo año acompañó en su viaje de regreso a España, donde pasaría sus últimos días tras haber enviudado.

Las demás se conservan manuscritas. El impreso lo encabezan las ensaladas El Fuego y La Bomba, sin que exista una razón especial para ello. Le siguen, unos folios más hacia delante, La Guerra y La Justa, que junto con las dos anteriores pertenecen a un grupo de ensaladas que ponen de relieve la asimilación, por parte de su autor, de ciertos recursos propios del lenguaje de Clément Janequin.

La Guerra es probablemente la primera de las ensaladas de madurez de Matheo Flecha. Escrita a imagen de La Guerre de Janequin aunque su argumento sea sacro, trata de la lucha del hombre contra el pecado, encarnados en la figura de Cristo y en la de Luzbel, probables símbolos del emperador Carlos V y de Solimán el Magnífico de forma respectiva. Si es así, dataría de poco después del levantamiento del sitio de Viena por parte de las tropas turcas (octubre de 1529), que precedió a la coronación del monarca español como emperador.

Pocos años después el turco volvería a las puertas de Viena, viéndose forzado a retirarse por las tropas del emperador, que entraba en la ciudad en septiembre de 1532. Fue un acontecimiento de indudable impacto para el futuro político de Europa al que La Justa alude de forma alegórica. Trata de un torneo que enfrenta a Lucifer (Solimán) que lucha contra Adán (el archiduque Fernando de Austria, hermano de Carlos V) al que vence pero que a su vez es derrotado por Cristo

La ensalada, que empieza recordando la letra del primer verso de La Guerre, «Oíd, oíd los vivientes» –en vez de «Escoutez tous, gentilz gallois»– encadena no menos de trece citas del repertorio cancioneril español y del litúrgico, entre ellas la tonada del romance que en 1529 se encargó de divulgar la noticia del levantamiento del sitio de Viena, «¡Que tocan alarma, Juana!».

La cancioncilla reaparece en El Toro, en la que de nuevo se contrapone la figura de Cristo con la de Lucifer, cuya única copia se conserva manuscrita (Palma de Mallorca, Bibl. de la Fundación Bartolomé March, Ms 6832). En su composición se adivina cierta premura por el elevado número de pasajes a solo y el predominio de otros homofónicos, frente a los de textura imitativa. La estancia de Carlos V en la residencia de los duques del Infantado en enero de 1534, a su regreso de Viena en busca de refuerzos para combatir la armada turca, pudo ser un motivo para la composición de esta ensalada nunca grabada hasta ahora.

Años antes Francisco I de Francia, hecho prisionero por el emperador en la batalla de Pavía (24 febrero 1525), pernoctó en esa misma residencia de camino a Madrid. El Jubilate, otra de las ensaladas de Flecha que recoge el antedicho manuscrito, alude irónicamente a la rendición del monarca en la primera de las dos barzellette que cita, Poltrón François, literalmente “cobarde Francisco”.

Si El Fuego se vincula tanto por su estilo como por su argumento, que gira en torno al pecado y la figura de la Virgen, con ensaladas de una época anterior a la trilogía formada por La Guerra, La Justa y El Toro, La Bomba es punto y aparte. Da comienzo con unos ágiles versos que buscan reflejar el comportamiento de los tripulantes de una nave a punto de zozobrar, símbolo de la humanidad, que acaban siendo rescatados por otra nave que simboliza a Cristo recién nacido.

El argumento de uno de sus pasajes gira entorno a un tal Gil Pizarra, que podría aludir de forma burlesca, como si se tratara de uno de los personajes contrahechos de El Bosco, a Francisco Pizarro, conquistador del Perú, de visita en la corte de Carlos V en julio de 1529.

Pequeña obra maestra, a lo largo de esta ensalada Matheo Flecha hace gala de un absoluto dominio del lenguaje musical y literario que iba a constituir su sello de identidad y que otros tratarían de imitar en el futuro. Sus ecos alcanzaron el Nuevo Mundo a través de la producción literaria de González de Eslava, con su ensalada «de la flota», o la Misa de Bomba de Pedro Bermúdez, acaso basada en otra previa de Cristóbal de Morales. La Bomba es una de las tres únicas ensaladas que Fuenllana adaptó para voz y vihuela, junto con La Justa y El Jubilate.

Maricarmen Gómez Muntané
Catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona y asesora musicológica.

 

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