Tabla de contenido
Resumen de la nota
El Gran Teatre del Liceu sigue explorando las sinfonías de Gustav Mahler con la presentación de la Sinfonía Nº. 5 en do sostenido menor, una de las obras más emblemáticas de Mahler.
Esta sinfonía, dirigida por Josep Pons con la Orquesta Sinfónica del Liceu, se destaca por su Adagietto, muy conocido en el cine, especialmente en la película «Muerte en Venecia» de Luchino Visconti.
La sinfonía, que no incluye la voz como instrumento, está estructurada en cinco movimientos divididos en tres partes y expresa una gama de emociones, desde la desolación hasta la exaltación de la vida.
Además, se exploran temas como el amor, la trascendencia y el cambio en el lenguaje musical de Mahler. La obra se interpreta en un contexto de estabilidad y excelencia sonora por parte de la orquesta, asegurando una ejecución destacada. La función está programada para el 5 de mayo a las 17:00 hs en el Liceu, y las entradas ya están a la venta.
Publicado en TLM
Ver: Josep Pons
Dirige el maestro Pons
El 3 de mayo el Universo Mahler del Liceu continúa revisando la integral de las sinfonías de Gustav Mahler, todo un hito en la trayectoria del coliseo. Subirá al podio el maestro Josep Pons, director musical del Gran Teatre y reconocido especialista en la obra del compositor bohemio.
El Gran Teatre del Liceu continúa revisando la integral de las sinfonías de Gustav Mahler dentro de su ciclo Universo Mahler, y ahora llega una de sus obras más significativas, la Sinfonía Nº. 5 en do sostenido menor.
Esta pieza fundamental del sinfonismo mahleriano no cuenta con la voz como instrumento y estará a cargo de la Orquesta Sinfónica del Liceu dirigida por el maestro Josep Pons, director musical del Liceu.
Una de las características más significativas de la Quinta es el cuarto tiempo de la obra, su famoso Adagietto (para cuerdas, con arpa incluida), todo poesía, belleza y paz. Muy utilizado en cine, teatro y publicidad, el Adagietto se hizo muy conocido cuando Luchino Visconti lo usa en su magnífica adaptación cinematográfica de la novela de Thomas Mann Muerte en Venecia.
Domingo 5 de mayo a las 17:00 hs | Gran Teatre del Liceu
Venta de entradas
Concebida en cinco movimientos, la obra se divide en tres partes: la primera incluye una Marcha fúnebre y un Tempestuosamente agitado; la segunda es un Scherzo gigantesco; y la tercera, el Adagietto y el Rondó finale.
Mahler trabajó en la composición entre 1901 y 1902, y lo hizo de forma fragmentaria, no cronológica; consideraba que el segundo movimiento era el más importante de la obra, pero para muchos musicólogos en realidad lo es el tercero, el Scherzo, epicentro de la sinfonía, con 800 compases y unos 17 minutos de duración.
Comenzó su composición durante unas vacaciones en Maiernigg, en el verano de 1901, para concluirla en el otoño del año siguiente, a pesar de que más tarde le haría diferentes modificaciones incluso después de su estreno, en 1904 en Colonia, un año antes de editarla.
La obra nace en un período profundamente prolífico del compositor –en 1903 ya había escrito parte de su Sexta sinfonía– y muy complejo a nivel íntimo y personal, aspectos que siempre influyeron en su creatividad. Era director de la Ópera de la Corte vienesa, un reputado director invitado a grandes orquestas de todo el continente y su obra ya se interpretaba en auditorios de todo el mundo.
Debido a su delicada salud, renunció a la dirección de la Filarmónica de Viena el 1 de abril de 1901 y en noviembre del mismo año conoció a la que sería su mujer y musa, Alma Schindler, con quien se comprometió y se casó en marzo del año siguiente.
Por eso se dice que la Quinta está muy relacionada con la historia de amor de Mahler, ya que durante el noviazgo y los primeros meses de matrimonio el compositor continuó trabajando en la sinfonía hasta el otoño de 1902, cuando terminó la primera versión, pero éste no es el caso: Mahler nunca cantó al amor de espíritu romántico, porque su música miraba a la trascendencia del espíritu y de la naturaleza. Alma, embarazada, sí le ayudó como copista, dato que ella misma recoge, orgullosa, en sus memorias.
Para la biógrafa mahleriana de referencia, Natalie Bauer-Lechner, la obra se adentra en el mundo idealista y músico-poético propio del compositor; el citado Scherzo no representa nada romántico ni tampoco místico, sino “la expresión de una fuerza inaudita”.
El autor no escribió ningún programa literario específico para la obra más allá del nombre de los movimientos, que sí reflejan estados de ánimo: de la tristeza y la desesperanza de la marcha fúnebre del principio evoluciona hasta la apoteosis de la joie de vivre del final, pasando por la tranquila meditación de Adagietto.
Y entre la incertidumbre de la primera parte y el entusiasmo desbordante de la tercera, Mahler deja sin resolver la naturaleza de la redención final: ¿Es espiritual, mundana o incluso religiosa? ¿Es la Quinta un viaje autobiográfico o una visión particular del mundo?
Lo que sí está claro es que marca el comienzo de la destrucción del lenguaje tradicional mahleriano para abrirse a nuevos ámbitos, aspecto que convierte a esta obra maestra en una pieza fundamental del sinfonismo.
Por su estructura y escritura, la obra permitirá el lucimiento de muchos solistas de la Simfònica liceísta, conjunto que atraviesa un momento de gran estabilidad y calidad de sonido. Esto, unido a la afinidad y dominio del maestro Pons para con el mundo mahleriano, promete una noche de alto voltaje.
Rossini, la Petite Messe Solennelle y el Coro del Liceu
Unos días después del reencuentro del público liceísta con el Universo Mahler, el 10 de mayo, el Coro del Gran Teatre del Liceu dirigido por su titular, Pablo Assante, ofrecerá la Petite Messe Solennelle de Gioachino Rossini en el Teatro-Auditorio Sant Cugat, a las 20:00 horasen Sant Cugat del Vallès.
Esta joya belcantista, pieza fundamental del repertorio para coro, muestra a un Rossini ya lejos de su época de compositor operístico; escrita en 1863 y estrenada al año siguiente, su última obra por el teatro, Guillaume Tell se dio a conocer más de tres décadas antes, en 1829.
La Messe, también posterior a su conocido Stabat Mater (compuesto entre 1831 y 1841), fue su última obra maestra, el último de sus “pecados de vejez”, que era como el propio Rossini se refería a las composiciones del final de su trayectoria.
La obra irrumpe en pleno Romanticismo y mantiene su maestría en cuanto al tratamiento de la melodía, pero ahora incorporando nuevos conceptos estéticos y soluciones incluso futuristas.
Escrita para coro a cuatro voces, cuenta con cuatro solistas (soprano, contralto, tenor y barítono), y en la partitura original el autor dejó consignado que los solistas “deben cantar también con el coro”. El Liceu movilizará hasta el Teatre-Auditori Sant Cugat a más de 50 artistas para ofrecer el adiós a la música del gran Rossini.
Sobre Josep Pons
Considerado uno de los directores más relevantes de su generación, Josep Pons es el director musical del Gran Teatre del Liceu. En 1985 fundó la Orquesta de Cambra Teatre Lliure y, en 1993, la Jove Orquesta Nacional de Catalunya.
Es director honorario de la Orquesta y Coro Nacionales de España y de la Orquesta Ciudad de Granada, de las cuales fue director artístico y titular. Fue también director musical ejecutivo de las ceremonias olímpicas de Barcelona 92.
En 1999 fue distinguido con el Premio Nacional de Música que otorga el Ministerio de Cultura, es académico numerario de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts y doctor honoris causa de la Universitat Autònoma de Barcelona.
En 2019 fue galardonado con la Medalla de oro al mérito de las Bellas Artes. Ha grabado una cincuentena de títulos para Harmonia Mundi France y Deutsche Grammophon, y ha obtenido los máximos galardones de la industria discográfica: Grammy, Cannes Classical Awards, Grand Prix de l’Académie Charles Cross, Diapasson d’Or y Choc de la Musique.
Habitualmente dirige a las orquestas más destacadas en las principales salas nacionales e internacionales, y ha establecido una relación continuada con la Orchestre de París, la Philharmonia, la City of Birmingham, la Gewandhaus de Leipzig, la Staatskapelle de Dresde, la NHK de Tokio o la BBC Symphony Orchestra, con la que ha realizado diversas apariciones en los BBC Proms de Londres. Debutó en el Gran Teatre del Liceu en 1993 y desde 2012 es su director musical, con el encargo de proyectar a la orquesta en el ámbito internacional.
Sobre la Orquesta Sinfónica del Liceu
Durante sus casi 170 años de historia, la Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu ha sido dirigida por las más grandes batutas, de Arturo Toscanini a Erich Kleiber, de Otto Klemperer a Hans Knapperstsbusch, de Bruno Walter a Fritz Reiner, Richard Strauss, Alexander Glazunov, Ottorino Respighi, Pietro Mascagni, Igor Stravinsky, Manuel de Falla o Eduard Toldrà, hasta llegar a nuestros días con Riccardo Muti o Kirill Petrenko.
Ha sido la protagonista de los estrenos del gran repertorio operístico en la Península Ibérica del barroco a nuestros días y a lo largo de su historia ha dedicado también una especial atención a la creación lírica catalana. Hizo su debut en 1847 con un concierto sinfónico dirigido por Marià Obiols, siendo la primera ópera Anna Bolena, de Donizetti.
Desde entonces ha actuado de forma continuada durante todas las temporadas del Teatre. Internacionalmente cabe destacar el Concierto por la Paz y los Derechos Humanos, organizado por la Fundación Onuart, retransmitido desde la sede de las Naciones Unidas en Ginebra el pasado 9 de diciembre de 2017.
Después de la reconstrucción de 1999 han sido directores titulares Bertrand de Billy (1999-2004), Sebastian Weigle (2004-2008), Michael Boder (2008-2012) y, desde septiembre de 2012, Josep Pons.
Más información
Web | Facebook | Twitter | Youtube | Instagram | Spotify
NdeP - Premsa - Departament de Comunicació Gran Teatre del Liceu
