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Ver: III Gala Solidaria “Mozart y la música del Siglo XVIII” por la Orquesta de Cámara de Bormujos
El próximo 23 de marzo la Orquesta de cámara de Bormujos en su próximo concierto (último de esta temporada) ofrecerá el estreno en España de la Sinfonía en Re Mayor op. 36 de Paul Wranitzky (1756-1808). Aunque hay dos grabaciones de esta obra por dos orquestas centroeuropeas, la obra no ha sido tocada aún en España.
Aunque este compositor es apenas conocido actualmente, en su tiempo fue uno de los compositores más prestigiosos en Viena a finales del s. XVIII. Fue de origen checo (su nombre antes de ser germanizado es Pavel Vranický). Fue discípulo de Martin Kraus (director musical de la corte de Gustavo III de Suecia). Fue violonista de la capilla del conde Johann Nepomuk de Esterhazy en Galantha. Esa corte tuvo mucho relación con la corte del Príncipe Nikolaus, de la misma familia Esterházy, en Eisenstadt, cuyo director musical era Haydn. Es muy probable la relación directa de Wranitzky con Haydn por eso mismo.
Wranitzky alcanzó una envidiable posición en Viena al ser director del Teatro de la Corte Imperial, el Kärntnertrotheater, en 1785, y dos años más tarde también dirigió el teatro Burgtheater. Llevó a cabo por tanto los dos teatros más importantes de Viena Imperial en esa época hasta su muerte.
Era uno de los músicos favoritos de la Emperatriz Marie Therese, de ahí que él estuviera en los círculos más elevados de la sociedad vienesa. Han quedado unas 45 sinfonías, aunque se piensa que llegó a escribir 60, además de óperas y una prolífera producción en general. Su exitosa ópera Oberon se estrenó en los festejos de la coronación de Leopold II en 1790. En la posterior coronación de Franz II también se estrenó una sinfonía suya.
Wranitzky fue amigo íntimo de W. A. Mozart. Tanto es así, que tras la muerte de éste último, Wranitzky ayudó a la viuda de Mozart, Constanze, a gestionar los asuntos legales de su marido, al ser aquel mediador de los contratos de las obras del de Salzburgo con las editoriales de música.
Tras la rápida muerte de Wranitzky tras una inesperada fiebre, su prestigio cayó de repente.
La sinfonía que la Orquesta de cámara de Bormujos va a interpretar el 23 de marzo es gracias a que el investigador sueco Daniel Bernhardsson ha tenido la gentileza de proporcionar el material orquestal, que él mismo ha transcrito. Una gran cantidad de obras de Wranitzky están depositadas en la Biblioteca de Skara (Suecia), como esta sinfonía. Otras obras de este compositor se encuentran en la Biblioteca Real Danesa.
Esta sinfonía comienza de una forma brillante para el oído, y en general la obra es de una exquisita calidad musical, tanto por sus motivos melódicos como por su entramado orquestal muy bien trazado.
Wranitzky, un maestro descuidado
“La música de [Paul] Wranitzky estaba de moda cuando era nueva debido a sus melodías naturales y su estilo brillante. Él trata bien a la orquesta, especialmente en las sinfonías. Recuerdo que, en mi juventud, sus obras se mantuvieron muy bien en comparación con las de Haydn. Su abandono prematuro de hoy ha sido para mí una fuente de asombro «.
– El violinista y musicólogo belga François Joseph Fétis (1784–1871)
En su día, Paul Wranitzky (1756-1808) fue uno de los músicos más respetados de Europa. Moraviano de nacimiento, el compositor se mudó a Viena como lo hicieron muchos aspirantes a músicos, y rápidamente alcanzó el estatus de notable y versátil compositor de óperas, música de cámara y sinfonías.
De ser un músico muy respetado e influyente, Wranitzky pasó a estár hoy casi olvidado, eclipsado por sus contemporáneos y amigos más conocidos, como Mozart, Haydn y Beethoven.
El legado musical de Wranitzky es grande, pero sorprendentemente desconocido.
Más información en Wranitzky Project
Cartel promocional del concierto
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