Resumen de la nota
El 4 y 5 de octubre de 2024, el compositor Marcos Fernández-Barrero estrenó su «Concierto para Cuarteto de Saxofones y Orquesta» en el Palau de la Música Catalana y la Factoria Cultural de Terrassa.
Esta obra, apoyada por las Becas Barcelona Crea 2023 y comisionada por la Orquestra Simfònica del Vallès, fue interpretada por el cuarteto de saxofones Kebyart bajo la dirección de Marc Timón.
Inspirada en la ciudad de Barcelona, la pieza combina lo sinfónico con influencias modernas, ofreciendo una experiencia sonora descrita como un «viaje visual» por la escritora Julie Mies.
Fernández-Barrero, con una destacada trayectoria que incluye más de 30 premios y becas, es reconocido por su habilidad para fusionar música contemporánea con géneros variados, desde el folk hasta el jazz y el cine. Ha sido programado por múltiples orquestas internacionales y enseña actualmente en el Conservatorio de Barcelona.
Publicado en TLM
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Ver: Marcos Fernández-Barrero
Ver: Estreno mundial del Réquiem de Marcos Fernández Barrero con Marzena Diakun al frente de la ORCAM
Los pasados 4 y 5 de octubre de 2024, el compositor Marcos Fernández-Barrero presentó su nueva obra, desarrollada con el apoyo de las Becas Barcelona Crea 2023, en el Palau de la Música Catalana y la Factoria Cultural de Terrassa.
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Concerto for Sax Quartet and Orchestra
Marcos Fernandez-Barrero
La obra, un Concierto para Cuarteto de Saxofones y Orquesta, fue un encargo de la Orquestra Simfònica del Vallès y contó con la interpretación del aclamado Kebyart bajo la dirección de Marc Timón. Esta obra destaca por combinar lo sinfónico con influencias modernas para capturar el espíritu de la ciudad de Barcelona.
La escritora Julie Mies ha descrito la obra como un “viaje visual en el que florecen la libertad, sinestesia y creatividad”. “Con este concierto que a lo largo de tres movimientos retrata la ciudad de Barcelona, Fernández-Barrero vuelve a demostrar su maestría, combinando lo sinfónico con influencias modernas en una propuesta musical brillante.”
Sobre Marcos Fernandez-Barrero
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Con una trayectoria impresionante, Fernández-Barrero, de 40 años, ha cosechado más de 30 premios y becas, formándose en instituciones de renombre mundial como el Royal College of Music (Londres), el Royal Conservatoire of Scotland y la ESMUC.
Tras el IX Premio AEOS – Fundación BBVA se convirtió en el compositor vivo más programado por las sinfónicas de España entre 2018 y 2020.
Destaca el estreno de su réquiem para la ORCAM el pasado Noviembre en el Auditorio Nacional y su obra abarca desde óperas hasta música sinfónica, pianística y cinematográfica, fusionando corrientes contemporáneas con influencias que van desde el folk celta y el flamenco hasta el jazz y la música de cine, que también ha practicado.
Reconocido por sus logros musicales y contribuciones innovadoras a la música, Fernández-Barrero fue honrado como miembro de la Royal Society of Arts (Londres) por sus ideas pioneras.
Además, ha sido programado por orquestas de todo el mundo, desde la Orquesta Filarmónica de Holanda hasta la Orquesta Nacional de España pasando por la Sinfónica de Galicia, la Sinfónica de Barcelona (OBC), la Sinfónica de Columbus, la Sinfónica de Princeton, la Orquesta Nacional de Malta, y muchas más.
Marcos Fernández-Barrero, quien ha compartido su conocimiento musical en instituciones educativas como el Centro Universitario TAI en Madrid y la Trinity Music Academy en Londres, actualmente enseña en el Conservatorio de Barcelona.
Reseña de Julie Mies
Los pasados 4 y 5 de octubre del 2024, el compositor Marcos Fernández-Barrero presentó una nueva obra realizada gracias a la ayuda de las Becas Barcelona Crea 2023.
Fruto de un encargo de la Orquestra Simfònica del Vallès y del Palau de la Músicia Catalana, se estrenó en la Factoria Cultural de Terrassa y en el Palau de la Música Catalana. El concierto para cuarteto de saxofones y orquesta, fue interpretado por el aclamado Kebyart Ensemble y dirigido por Marc Timón. Con Fernández-Barrero suena la ciudad de Barcelona
Con este concierto que a lo largo de tres movimientos retrata la ciudad de Barcelona, Fernández-Barrero vuelve a demostrar su maestría, combinando lo sinfónico con influencias modernas en una propuesta musical brillante.
Miradors nos invita a entrar directamente en un universo de raigambre visual, arropándonos con unas notas que no solo despiertan expectativas en el oyente sino también la promesa de ser cumplidas. Esas nos acompañan de principio a fin para darnos a ver lo que nuestra imaginación es capaz de desarrollar a su contacto.
Después de una presentación lenta y suave, con poder mayéutico y como si nos adoptara respetando nuestro ritmo, escuchándonos al mismo tiempo que suena, la composición se acerca cada vez más a nosotros hasta dejarnos en suspensión, preparados para acoger con anhelo el descubrimiento de lo que se viene.
De este modo, nos ofrece la posibilidad de tantear una posición activa y partícipe. Entonces, los saxos nos tranquilizan informándonos que todo será pura contemplación; ya estamos listos para volar con seguridad.
El ritmo sigue dibujándose de tal manera que nos deja el espacio para navegar por el cielo de la creación que nos ha abierto y le seguimos el juego, dejándonos trasportar por las notas en una melodía de texturas y colores variados.
El paisaje cambia constantemente, dándonos a apreciar una vista en movimiento al igual que bailan los elementos y los acuerdos que nos rodean. El viaje por la Barcelona celeste se acelera, brindando una visión de contrastes equilibrados, cálidos, entre sorpresas y relieve.
Las diferencias de la ciudad suenan al rumbo de su dinamismo ilustrado musicalmente. Hasta que el final, sorprendente y audaz, tenga el genio de indicarnos que el espectáculo visual seguirá allí, infinito, a pesar de que lo tengamos que dejar de escuchar repentinamente; siempre podremos volver a ello. Nos vamos pero su persistencia visual continúa, allí donde toca abandonarla por un tiempo.
Passatges Siguen acompañándonos los saxos, esta vez en una deambulación misteriosa. Los interrogantes internos van creciendo, nos preguntamos hasta dónde vamos a llegar, qué es lo que nos querrán enseñar. Hemos penetrado en una parte mucho más terrenal.
Todo se hace más concreto, más bruto y material. Claramente, nos estamos paseando por las calles de abajo. Oscuras, angulosas, con sombras inquietantes pero los saxofones no nos sueltan, nos acompañan de la mano, siempre tranquilizantes.
Por lo tanto, solo deseamos seguirles el paso con curiosidad. La larga visita nos comprueba que el camino se hace al andar, que lo que cuenta no es el llegar sino el recorrido. Experimentamos un crecimiento horizontal, nuestros pasos y cuerpos se estiran a medida que avanzan las notas.
Disfrutamos de la caminata sin rumbo y de perdernos en un laberinto en el que todo suena conectado mediante un gran pasaje exento de interrupción que nos lleva de una calle a otra, de un lugar a otro. No hay principio ni fin.
En el territorio libre de cortes, todo fluye, comunica y converge. Ante el ritmo arquitectónico que nos mece, hemos dejado la inquietud inicial. Los espacios que fueron vacíos y alarmantes, tras una aceleración, nos han conducido hacia un lugar más luminoso, de circulación y bullicio, donde el sol del cielo del movimiento anterior, ha podido reencontrarnos poco a poco, con coherencia, en un círculo comunicativo.
Entonces es cuando encontramos la salida del laberinto, siempre despacio, con paz. Los saxófonos, anfitriones y benevolentes, no nos han defraudado.
Cantonades es el regalo ya de la autonomía. Después de enseñarnos a volar y de su demostración concreta de confianza en un plano terrestre, ya los saxos nos pueden soltar de la mano para dejarnos completamente libres y seguros de experimentar lo que se viene sin miedo.
Si Miradors aparece como la tesis, Passatges como su antítesis, con Cantonades gozamos con armonía de la síntesis final. Opera una verdadera fusión entre lo celeste del primer movimiento y lo terrenal del segundo, dando a luz a un equilibrio que acaba volando, multidireccional, pero siempre arraigado desde abajo.
Los ángulos puntiagudos se unen a los cóncavos y convexos, se despiertan en una cohesión alegre para cantar el dinamismo de su volumen, soltar sus potencias contenidas, al mismo tiempo que las liberan en nuestros interiores. Cantonades moldea en tres dimensiones el delinear del panorama bidimensional.
En su universo, los dos movimientos anteriores confluyen en un ballet geométrico y dialogante, llevados por la corriente de las aguas de Barcelona. Nos zambullimos en el Mediterráneo, donde la luz ilumina el salpicar y las olas de las notas chispeantes.
Ante el lienzo, emerge la metáfora visual que conlleva la composición de este tríptico como una alegoría sonora. La creación es llevada al extremo cuando termina en una apoteosis altamente melódica y fluida que, lejos de hacernos luchar a contracorriente, nos eleva hasta una eclosión que nos vuelve a propulsar en los cielos, donde habíamos empezado el recorrido.
En suma, estamos ante une composición perfectamente redonda, coherente y equilibrada, que junto con una interpretación realizada con maestría, nos proporciona un viaje visual en el que florecen la mayor libertad, sinestesia y creatividad, así como una experiencia musical altamente enriquecedora.
Julie Mies es filóloga y escritora
Nota de prensa
NdeP – Piano Underscore
