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La conjunción del quinteto de Chano Domínguez con la Orquesta Sinfónica de Navarra cierra el ciclo Grandes conciertos tendiendo puentes entre cante, jazz, blues y música clásica.
Flamencó on Fire cerró ayer la última jornada de su edición 2020 demostrando por séptimo año consecutivo que Pamplona / Iruña es una ciudad volcada con el flamenco en todas sus formas y representaciones.
En un día en el que todas las disciplinas (cante, baile y toque) se dieron cita en los distintos escenarios de la ciudad, la variedad de propuestas y sensibilidades que se reunieron en su programación ofrecieron una panorámica del gran estado de la escena flamenca, que continúa encontrando nuevas maneras de transmitir y emocionar al público. Un ejemplo perfecto lo ofreció Chano Domínguez en el Auditorio Baluarte, en un concierto especial que unía a su quinteto con la Orquesta Sinfónica de Navarra, dirigida por Óliver Díaz , y que exploró las vías de comunicación entre flamenco, jazz, blues y la música clásica.
Acompañado de su banda (el cantaor Blas Córdoba, Pablo Martín Caminero al contrabajo, Michael Olivera a la batería y Moskito al cajón), el pianista gaditano presentó su suite en tres movimientos De Cai a New Orleans, un viaje musical que parte del flamenco de su tierra para atravesar el Atlántico y llegar a los sonidos del sur de Estados Unidos, encontrando la línea invisible que une ambas tradiciones musicales.
Arropado por la grandiosidad orquestal, el virtuosismo del piano de Domínguez trazó las sendas por las que el resto de músicos fueron añadiendo toques de jazz, blues y flamenco en un diálogo musical sin límites.
Tras la ovación del público, Domínguez y su quinteto regresaron para interpretar varias piezas de su repertorio habitual, fundiendo la libertad del jazz con la hondura flamenca, en la que se recordará como una de las grandes actuaciones de esta edición.
Otra muestra de las posibilidades casi infinitas de la conjunción de flamenco con otras músicas se vivieron en el Escenario Ciudadela SXXI , que en esta edición era el lugar encargado de presentar al público las propuestas más innovadoras relacionadas con la actualidad.
El R&B, funk y soul son las herramientas con los que Labudú combinan el quejido flamenco, comandados por la voz de Pastora Andrades, para dar forma a su Budulería. En otras coordenadas completamente distintas, pero igualmente innovadoras, Romeromartíntomaron el relevo para demostrar que cante jondo y electrónica pueden ser una combinación poderosa.
Con un ideario que apoya su propuesta que va de lo queer a la poesía y la performance, la unión de la voz de Álvaro Romeroy las programaciones y percusiones electrónicas de Toni Martín abre nuevos caminos expresivos dentro de una tradición que continúa mutando.
El escenario se cerró con un nombre histórico como el de Los Chichos, sinónimo de rumba y radiografía viva de un momento de la historia musical de nuestro país, en un directo que fue toda una celebración a través de sus himnos inmortales.
El ciclo Calles, Balcones y Patios , que cada día lleva distintas perspectivas del flamenco a lugares emblemáticos de la capital navarra, se cerró ayer con entradas agotadas para todos los espectáculos. Un histórico de la guitarra como Víctor Monge “Serranito” abrió el día desde el Balcón del Ayuntamiento, rindiendo homenaje a unos de sus maestros, Sabicas, y mostrando su sabiduría en torno a las seis cuerdas.
En solitario o con la segunda guitarra de Javier Conde, el guitarrista madrileño interpretó temas tradicionales y propios, además de hacer suyo el Recuerdos de la Alhambra de Francisco Tárrega, en un momento para el recuerdo de esta edición.
La plazuela San José fue poco después el escenario que reunió otras dos vertientes flamencas. Primero el cante, de la mano del navarro Jolis Muñoz , acompañado por la guitarra de Jesús del Rosario, mostrando hondura y sentimiento. Después fue el turno del baile, con una Carmen “La Talegona” que encendió el escenario acompañada del cante de Juan José Amador ‘Perre’ y Roberto Lorente, la guitarra de Iván Losada y la percusión de Lucky Losada.
Dentro de la diversidad de la programación de Flamenco on Fire , el sevillano Torombo ofreció en el Palacio Ezpeleta el segundo de sus talleres de flamenco para niños, una experiencia didáctica que no solo divirtió a los más pequeños ya sus padres, sino que sirvió para demostrar que se puede aprender un compás flamenco a través del espíritu lúdico.
Por la tarde, en Civivox Condestable se proyectó el documental El fabuloso Sabicas, que ahonda en la figura del maestro al que el festival recuerda en su ciudad natal, y el mismo recinto vivió la presentación de Antonio Serrano, que el día anterior había compartido escenario con Javier Colina, Josemi Carmona y Borja Barrueta en el espectáculo Veinte Veinte.
Maestro de la armónica, Serrano ofreció un recorrido a través de su carrera y sus influencias, demostrando todas las capacidades expresivas de su instrumento, que combinó con el teclado para una exhibición de talento.
Flamenco on Fire se despide así de su VII edición demostrando de nuevo que la relación del público de Pamplona / Iruña con el arte flamenco forma ya parte de su ADN cultural. Cuatro jornadas de cante, baile y toque, además de una más en Tudela por primera vez en la historia del festival, en las que la música se ha impuesto a las circunstancias actuales.
Siguiendo las normas y recomendaciones sanitarias para crear un acontecimiento completamente seguro, esta edición de Flamenco on Fire será recordada, además de por la calidad musical de sus propuestas, como la demostración de que la cultura es ahora más necesaria que nunca y se abre camino ante las adversidades.
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