Publicado en TLM
Ver: Hermanos Jussen
Jóvenes, pero sobradamente preparados
Son hermanos. Son jóvenes. Son mediáticos. Y, sin embargo, son dos excelentes pianistas celebrados con entusiasmo por las audiencias internacionales y por la crítica.
Lucas (1993) y Arthur Jussen (1996), son dos hermanos holandeses criados en el entorno musical de una casa habitada por una madre flautista y un padre percusionista.
Lunes 20 de enero a las 20:00hs | Teatro de la Maestranza
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Programa
W. A. Mozart
Sonata para dos pianos, KV448 (375a)
F. Schubert
Fantasía en Fa Mayor para piano a cuatro manos
F. Mendelssohn Bartholdy
Andante y Allegro Brillante, op. 92, para piano a cuatro manos
I. Stravinsky
La consagración de la primavera (versión para dos pianos)
Ellos, sin embargo, eligieron el piano. Unidos por lazos extraordinarios que les permiten sentir “exactamente los detalles más sutiles de la interpretación del otro”, según observó asombrado el director Sir Neville Marriner, Lucas y Arthur Jussen pueden vestir muy modernos y cambiar las butacas de un auditorio por pufs. Pero cuando se sientan al piano la cosa se pone seria. Formados con Maria João Pires, Ricardo Castro o Lang Lang, debutaron juntos teniendo 10 y 13 años. Desde 2010, son artistas exclusivos de Deutsche Grammophon.
Virtuosos, impactantes, llamados “los pianistas clásicos que enganchan a los millennials”, Lucas y Arthur llevan en su MP3 a Queen y Diana Krall, pero desatan una complicidad única cuando comparten banqueta o se sientan frente a frente, en un duelo de hermanos, a tocar Stravinski o Mozart.
Solos, o junto a orquestas como la Concertgebouw, Mariinski, Gulbenkian y otras muchas de primer nivel internacional, los hermanos Jussen, tras seis discos con Deutsche Grammophon, han crecido, ya han dejado de ser niños, y a su manera nueva y más abierta de abordar la música, suman la seriedad, e incluso la gravedad, de abordar unos programas de gran hondura expresiva y dificultad pianística.
Al Teatro de la Maestranza acuden con obras en la horquilla del clasicismo y romanticismo hasta concluir en la rabiosa modernidad de un Stravinski. Así, la Sonata para 2 pianos K.V 448 (375a) de W. A. Mozart, una pieza tan galante como profunda compuesta en Viena en 1791; la Fantasía en Fa mayor para piano a 4 manos de F. Schubert, una obra lacerante y bellísima compuesta en 1828, el año de su muerte; el Andante y Allegro brillante, Op. 92, para piano a cuatro manos de F. Mendelssohn, una pieza virtuosística, saltarina y nerviosa de 1841 y, por último, “La consagración de la primavera”, en versión para dos pianos, de I. Stravinski, una adaptación que permitía, cuando no existía la fonografía, la formidable propuesta orquestal del original realizada por un compositor que, aunque confesaba componer a partir del piano, dejó muy poca obra original para él. Una versión deslumbrante.
Dossier de prensa
NdeP – Dirección Relaciones Externas – Teatro de la Maestranza