Sobre Renata Scotto
Ver: Renata Scotto, “Curso de Interpretación Vocal”
«Mi debut con Violeta fue demasiado pronto. No estaba preparada para entender a Verdi» «Cada vez que enseño, me encuentro con cosas que no había visto antes»
Entrevista a Renata Scotto
Entender. Esa es la palabra más repetida por Renata Scotto. Entender al cantante, entender al compositor y entender a la audiencia, que espera encontrar en la ópera los sentimientos que los autores querían transmitir con sus obras al crearlas. La importancia de esa comunicación, que eleva el canto al «puro teatro», es lo que la soprano italiana tratará de explicar a sus alumnos durante el curso de interpretación vocal que impartirá hasta el 7 de septiembre en Afundación, donde también protagonizará un encuentro como parte de las actividades paralelas de la programación lírica.
¿Qué es lo más importante que quiere enseñar?
Que cantar es muy hermoso si puedes comunicar lo que quieres a una audiencia. Es muy importante transmitir sentimientos, verdad. Por supuesto, también necesitas una buena técnica. Cuando estoy escuchando una voz, inmediatamente puedo entender si la técnica necesita más atención y, por lo tanto, es necesario que trabaje más. Otras veces se tiene una buena técnica, entonces trabajamos en comunicar.
¿Y qué papel juega el repertorio?
El repertorio es muy importante para los cantantes jóvenes. Tienen que saber qué tipo de repertorio se ajusta a su voz. A veces cantan algo que no se acomoda.
¿Empiezan con obras demasiado complicadas?
Exacto. Comienzan con cosas muy pesadas. Si cantas bel canto primero, puedes entender mejor lo que es el legato, los colores? Estoy hablando de Bellini, Rossini? compositores que te dan más tiempo. También Mozart, pero no solo él. A veces hacen demasiado Mozart, y creo que no es bueno, porque tienen que extender su repertorio.
¿Como con Puccini?
A Puccini se le alcanza. Si estudias bel canto antes y tienes una voz para él, entonces llegarás a Puccini. Lo mismo ocurre con Verdi, que también es un compositor muy difícil. Pero hay tiempo. Si tienes 25 o 24 años, es tiempo de estudiar. No en escuelas, sino dentro de ti para entender qué es lo que puedes hacer con el tipo de voz que tienes, o enfrentando a una audiencia en un teatro, que es otro modo.
¿Qué aprendió usted en él?
Que cuando te gusta cantar lo que cantas y sientes que es sencillo para ti, puedes comunicar el texto. La ópera está llena de palabras, las palabras tienen significado, y si cantas una aria o una ópera, tu voz tiene que expresar sentimientos a través de ellas. Yo enseño que tienes un texto con música y que eso es lo que el compositor quiere. Todo está escrito ahí, solo tienes que saber cómo leerlo.
Usted lo hizo como Violeta en La traviata de Verdi, ¿cómo recuerda ese debut en Milán?
Recuerdo que fue demasiado pronto [se ríe]. Tenía un profesor que me hizo pensar en Violeta para mi debut a los 18, y creo que no estaba preparada. Lo estaba para subir al escenario. Quería estar allí y cantar, pero no estaba lista para entender a Verdi. Necesitas un poco más de carretera para comprender por qué Verdi escribió esa ópera y quién es Violeta. Lo aprendí. Necesité como 5 años más, pero lo canté por todo el mundo. En la ópera no tienes que tener prisa. Hay que disfrutar cada segundo y saber quién te rodea y quién te está cuidando.
Y tener cuidado con los malos consejos.
Los malos consejos son los que no se ajustan a tu personalidad ni a tu voz. Yo tengo un amigo en A Coruña, Ramón Tebar, un director joven que tiene talento para entender a los cantantes y para ser amistoso y estricto. La clave es esa, ser amistoso y estricto. Porque estamos hablando de música, y la música es como las matemáticas [ríe].
¿De veras?
Bueno, con amor. Es imposible hacer matemáticas con amor [se ríe]. Pero la música es matemáticas, tienes que contar.
Antes hablábamos de Verdi. Apenas 5 años después de su debut, sustituyó a María Callas en La sonnámbula de Bellini, una obra que tuvo pocos días para preparar. ¿Por qué decidió embarcarse en una empresa tan arriesgada?
Me llamaron y? Le pasa a todos los cantantes. Reemplazar a alguien y tener éxito es el modo más rápido de empezar una carrera.
Pero tuvo que tener valor, con un tiempo tan escaso.
Sí, tienes que tener coraje. Pero el riesgo y el coraje son parte de tu vida, no solo parte de tu canto. ¿Quieres tener una carrera, y tienes que hacer algo muy difícil pero eres capaz? Vale, adelante. ¿No eres capaz de hacerlo? Pues mejor mañana.
Estos días se proyectarán en la ciudad sus mejores papeles. ¿Cuál cree que ha sido el mejor rol de Renata Scotto?
No es el papel el que es mi favorito, sino el compositor. Mis favoritos son Bellini, Verdi y Puccini. Bellini fue el principio del bel canto romántico y lo adoro. Las posibilidades que te da son muchas. Verdi tiene un potencial fabuloso, y Puccini viene después, cuando entiendes que no tienes arias, sino puro teatro. Una obra que tienes que cantar.
¿Qué sintió la primera vez que subió algo de él a escena?
Canté Puccini de nuevo muy temprano en mi carrera. Otra vez era demasiado pronto para entender y de nuevo fui cogiendo experiencia. Empecé con La bohème, por supuesto, pero no entendí lo que era. Más tarde estudié y capté el significado correcto. La bohème es fantástica cuando la entiendes, y leer la obra y todo lo que concierne a lo que vas a cantar, es muy importante. Hay tiempo para eso. Es de lo que hablaré en mi masterclass. Algunos entenderán que tienen que hacerlo poco a poco, y otros preferirán simplemente prestar atención a su voz.
Dice que en esta profesión no se termina nunca de estudiar, ¿diría que a la Renata Scotto docente todavía le quedan cosas por aprender?
Oh sí, sí. Cada vez que enseño una ópera, me encuentro con cosas que no había visto antes. Me encanta cambiar. Nunca tuve una rutina en mi carrera. E incluso con mis estudiantes hago cambios. Nunca digo «haced esto porque yo lo hice», no es «yo, yo, yo». Juntos intentamos las cosas. Creo que ese es el mejor modo.
Vídeo: Renata Scotto – Il dolce suono de Lucia de Lammermoor de Donizetti
Alicia Pardo | a coruña
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