Publicado en TLM
En las primeras décadas del siglo XIX coincidieron en París tres destacados compositores españoles: Manuel García, Fernando Sor y Juan Crisóstomo de Arriaga, entre otros más. Dichos músicos residieron en la capital francesa hasta sus últimos momentos.
Los tres autores conforman el programa del próximo concierto de la Orquesta de Cámara de Bormujos. En las piezas se denotan una manifiesta influencia del estilo que estaba de moda en ese tiempo: la del compositor Gioachino Rossini. Dos de las tres obras del programa apenas se han escuchado en tiempos presentes.
Sábado 17 de febrero a las 19:30 hs | CEU-Andalucía
Entrada libre hasta completar aforo
Programa
Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826)
Obertura de la ópera “Los esclavos felices” – 1820
Fernando Sor (1778-1839)
Obertura del ballet “Alfonso y Leonor” – 1823
Manuel García (1775-1832)
Sinfonía nº 3 en Sol Mayor
Los tres compositores que constituyen este programa tienen mucho en común, más allá de ser españoles y de la misma época. Cuando salieron de España siendo jovenes no regresaron nunca más a su país. Manuel García y Fernando Sor abandonaron su patria justo antes o después respectivamente de la Guerra de la Independencia frente a la invasión napoleónica.
Juan Crisóstomo de Arriaga se mudó con solo quince años a París en 1821, con la idea de avanzar en su formación musical. Manuel García fue un eslabón con los otros dos compositores en la capital parisina.
Las tres obras del programa fueron escritas con pocos años de diferencia: la obertura de Arriaga es de 1820; la obertura de Sor es de 1823; de la Sinfonía de García no se sabe exactamente su fecha de composición, salvo que se escribió cuando el autor sevillano estaba ya fuera de España.
Los compositores
Sobre Manuel García
(1775-1832) es de los mejores cantantes de ópera del primer tercio del siglo XIX, a la vez que prolífero compositor, especialmente de música escénica. Fue a la vez productor y maestro de canto. Es además una figura muy influyente en esas primeras décadas de esa centuria en cuanto a la técnica del bel canto.
Participó en los principales roles de las óperas de Rossini en sus primeras representaciones. Sin embargo, apenas se conoce su faceta como sinfonista. En las biografías del siglo XIX y XX no se nombran sus sinfonías.
Ya si se mencionan en los trabajos más actuales, como los estudios de Emilio Casares y James Radowski. Hace muy pocos años se publicó la primera, tercera y quinta sinfonía de este compositor, sin saberse nada sobre la segunda y la cuarta.
La Orquesta de Cámara de Bormujos ya interpretó el año pasado la quinta sinfonía de dicho autor. En esta ocasión va a tocar la tercera, cuyo manuscrito original se encuentra en el Conservatorio “Giuseppe Verdi” de Milan. Esta sinfonía se ha programado en escasas ocasiones.
Aunque el formato de las sinfonías de García es clásico, con cuatro movimientos, su tratamiento interno es moderno, con un lenguaje idiomático propio de principios del siglo XIX. Esta Sinfonía nº 3 goza de una originalidad a veces sin parangón.
El desenvolvimiento armónico es en ocasiones atrevido, con modulaciones sorpresivas pero bien resueltas. Las disonancias son en algunos pasajes poco convencionales. En general, las obras de Manuel García revelan a un gran compositor, audaz, cosmopolita, y a su vez muy ligado a la tradición.
Sobre Fernando Sor
(1778-1839) ha quedado para la Historia como figura sobresaliente de la guitarra clásica. El musicólogo francés Fétis lo consideró el “Beethoven de la guitarra”. Pero su magnitud en el ámbito guitarrístico ha eclipsado otras facetas suyas compositivas.
Tiene una destacada aportación al ballet. También compuso obras para música y teatro, tres sinfonías, canciones, y algunas piezas religiosas. Tras ser exiliado de su patria por su afrancesamiento, tuvo una vida peregrina.
En Londres conoció a quien después sería su mujer, la bailarina francesa Félicité Hullin. Por eso el músico barcelonés llegó a componer una docena de ballets. Entre sus títulos se encuentra Alfonso y Leonor.
Está escrito en 1823, basado en una comedia de Molière (Alphonse et Léonore ou L’amant peintre). Se estrenó en ese mismo año en Londres y al año siguiente en París y en Moscú. En la ciudad rusa se instaló la familia Sor, al ser la bailarina contratada allí.
Después la pareja se separó, y el compositor pasó el resto del tiempo en París. En la capital francesa asistió precisamente a un homenaje que le hizo Rossini a Manuel García, junto con otros españoles, como Dionisio Aguado. En este concierto se interpretará la obertura de dicho ballet Alfonso y Leonor, de la que hay alguna grabación, pero apenas se toca.
Sobre Juan Crisóstomo de Arriaga
Este programa incluye también la Obertura de la ópera Los esclavos felices, de Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826), con la que se iniciará el concierto. Esta obra sí es más conocida actualmente. La información que ha quedado sobre este prematuro compositor son escasas.
Se formó primero en su ciudad natal, Bilbao. Cuando tenía 14 años dedicó sus esfuerzos en la composición de una ópera en dos actos: Los esclavos felices. No se han encontrado la partitura, salvo tres número vocales.
El padre de Arriaga intentó hacer valer a diferentes figuras musicales de relevancia de las destrezas musicales de su hijo. Por eso hay una carta del propio cantante y compositor Manuel García en 1820 que le pidió al padre del joven músico vasco que le mandara la música de esa ópera para poder hacerse una idea de las virtudes compositivas del chico. Más tarde, Juan Crisóstomo compuso un aria para tenor y orquesta, Aria de Beltrán, que no llegó a concluirla.
Por el carácter de dicha aria, bien podría responder a la sugerencia que le hizo García a Arriaga de añadir algunos números bufos para una posible interpretación de esa ópera en los teatros parisinos. De ahí la relación directa entre los dos compositores españoles.
Juan Crisóstomo emprendió con quince años el viaje a París el 26 de septiembre de 1821. Con ello pretendía alcanzar los conocimientos musicales que ya en su Bilbao natal nadie podía proporcionarle. Su familia no volvería a ver más al joven Juan Crisóstomo.
Dos semanas más tarde se matriculó en el Conservatorio de París. No sería extraño que el propio Manuel García ayudara a su joven compatriota en esos primeros pasos en la capital francesa. En ese tiempo Arriaga compuso sus obras más destacadas, que son sus tres cuartetos y su Sinfonía en Re menor.
Pero en 1826 el precoz compositor falleció inesperadamente, por una afección de pecho. Es posible que Manuel García también estuviera al tanto de este duelo, si bien en esos años el compositor andaluz se encontraba a caballo entre Londres y París.
Se puede decir que Arriaga es un talentoso pero a su vez malogrado compositor, ya que apenas consiguió llegar a una etapa artística consolidada. Se le ha apodado desde finales del siglo XIX el “Mozart español”. Pero lo cierto es que de haber sobrevivido al menos hasta la edad del músico austríaco, 35 años, posiblemente estaríamos hablando de uno de los compositores más importantes españoles. Pero eso no dejan de ser meras especulaciones a posteriori.
Sobre la Orquesta de Cámara de Bormujos
Es habitual observar en las programaciones de la Orquesta de Cámara de Bormujos (OCB) autores o bien obras poco o nada escuchadas por el público. Eso es gran parte de la identidad de esta formación sevillana desde sus inicios, en el año 2016.
Con el apoyo institucional fiel del Ayuntamiento de Bormujos y CEU-Andalucía, esta orquesta ha conseguido tener un hueco en el panorama musical de Sevilla y la provincia. Además de tener ya consolidado su ciclo anual de 4 conciertos en el amplio auditorio de CEU (Bormujos) —este año es su VIº edición—, este conjunto participa también en la selecta programación del Espacio Turina (Sevilla), entre otros lugares.
La Orquesta de Cámara de Bormujos se mantiene al margen de las ataduras comerciales a la hora de programar y por tanto de captar seguidores. Con esa premisa consigue curiosamente un público cada vez más amplio y ferviente.
Su director, Alberto Álvarez-Calero, defiende la idea de que programar casi siempre las mismas obras y autores en todo el planeta no ayuda a que la música clásica se abra realmente a un público diverso. La asistencia de un mayor o menor número de espectadores a un concierto no debería depender necesariamente de que las obras sean reconocidas por el gran público.
Mas bien —piensa este director— que hay que generar interés por escuchar música en directo. Para ello esta orquesta cuida mucho la presentación de las obras poco antes de sus conciertos, incluyendo un pequeño diálogo abierto con el publico. Cada obra musical tuvo en su momento un proceso de creación y un contexto. Explicar todo ello puede motivar potencialmente a los espectadores un mayor interés durante la audición.
La Orquesta de Cámara de Bormujos interpreta su repertorio siguiendo los criterios históricamente bien informados, cuando se trata de piezas anteriores a mediados del siglo XIX.
Entre el ya amplio repertorio que ha desarrollado esta formación musical, además de obras de los grandes compositores clásicos, destacan las de autores menos habituales en los programas actuales. Este es el caso de J. Martin Kraus, P. Wranitzky, A. Gyrowetz, A. Eberl, Joseph Bologne, J. B. Vanhal, A. Reicha, E. Mayer, A. Salieri, Kozeluch, etc.
Los miembros que conforman esta orquesta lo integran en la mayoría profesores, junto con otros músicos más jóvenes que acaban de terminar sus estudios musicales. Muchos de estos músicos tienen una importante trayectoria orquestal y camerística a nivel nacional o internacional.
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NdeP