La Orquesta de Extremadura programa un concierto con música americana de norte a sur, del jazz al tango

Música de Astor Piazzola, George Gershwin y Samuel Barber

El programa de esta semana de la Orquesta de Extremadura recorre América de sur a norte. Todos los autores que copan el repertorio nacieron en el continente, convirtiéndose además en referentes culturales.

Abrirá la OEX con Astor Piazzola, el maestro del tango sinfónico, y su Aconcagua, concierto para bandoneón y orquesta, de 1979. Esta obra da nombre al título de este programa, «Dos instrumentos en uno…», en referencia al bandoneón y que tocará el solista invitado, Claudio Constantini.

Este bandoneonista limeño es, además, pianista y compositor, especializado en géneros musicales populares de música latinoamericana y jazz. Lo demostrará también en la siguiente obra del programa, la famosa Rhapsody in Blue, de George Gershwin, el genio que mejor combinó música clásica y jazz.

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Culminando el paseo por América, escucharemos la Sinfonía nº 1 de Samuel Barber, el reconocido autor del Adagio para cuerdas. Aunque se estrenó en Roma, fue la primera partitura americana en interpretarse en el Festival de Salzburgo.

Un dato sobre este repertorio, las tres obras de este programa serán interpretadas por primera vez por la Orquesta de Extremadura.

Y lo dirige Jaume-Blai Santonja. Jaume regresa a la que ha sido hasta hace muy poco su casa, pues ha sido asistente de la Orquesta de Extremadura, a la que ya ha dirigido anteriormente, y de la Orquesta Joven de Extremadura. Ahora compagina su labor como percusionista de la Orquesta Sinfónica de Amberes con la dirección como asistente de la Birmingham Symphony Orchestra.

Jueves 25 de abril en Badajóz | Viernes 26 de abril en Cáceres

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Programa

1
Astor Piazzola: Aconcagua, concierto para bandoneón (1979) *

Allegro marcato
Moderato
Presto

Claudio Constantini, bandoneón

2
George Gershwin: Rhapsody in Blue (1924) *

Claudio Constantini, piano

Samuel Barber: Sinfonía nº 1 para orquesta, op.9 «en un movimiento» (1935-1936) *

Allegro ma non troppo
Allegro molto
Andante tranquillo
Con moto

Jaume Santonja, director

* Primera audición por la Orquesta de Extremadura

Dos instrumentos en uno…

Como es el bandoneón. El del solista Claudio Constantini, que interpretará Aconcagua, concierto de Astor Piazzola. George Gershwin y Samuel Barber completan el programa que dirige Jaume Santonja.

Notas al programa

Dualidades es el título e hilo conductor de la presente temporada, en el programa de hoy nos encontramos varias: la primera es la presencia del concertista Claudio Constantini quien actuará con dos instrumentos en sendas piezas: el bandoneón y el piano. Las segundas dualidades hacen referencia a dos simbiosis de estilos que se dan por un lado en la obra de Piazzola entre el tango, el bandoneón y el género de concierto clásico. La otra dualidad aparece en la partitura de Gershwin donde se fusionan elementos del jazz con el estilo sinfónico. Cierra el programa la primera sinfonía de Barber pieza contemporánea de su célebre Adagio para cuerdas, pero mucho menos frecuente en las salas de concierto.

El bandoneón es un instrumento perteneciente a la familia de los acordeones, fue inventado o al menos comercializado con éxito, hacia 1850 por el alemán Heinrich Band de donde toma su nombre. Su primigenio destino fue acompañar cantos litúrgicos allí donde no hubiese órgano. A finales del siglo XIX y principios del XX fue llevado a Argentina por inmigrantes alemanes y de manera sorprendente el instrumento arraigó en el país y se convirtió en el principal instrumento del tango. Astor Piazzola fue un gran intérprete de bandoneón desde que su padre le regalara uno a la edad de 8 años. Como músico y compositor —además de su vertiente tradicional— Piazzola se preocupó por formarse dentro de los cánones de la música “culta o seria”, recibió clases de piano de Bela Wilda y de Ginastera de composición y dirección. También se acercó a los modelos compositivos de Bartok o Stravinski, al jazz y en Francia estudió con la célebre profesora Nadia Boulanger quien finalmente le recomendó que “sus obras cultas están bien escritas, pero el verdadero Piazzolla está en el tango, no lo abandone nunca”.

El Concierto para bandoneón y orquesta Aconcagua (1979) fue un encargo del Banco Provincial de Buenos Aires, el acompañamiento corre a cargo de una orquesta de cuerdas más el arpa, el piano, los timbales y la percusión. El subtítulo de Aconcagua se lo puso el editor del autor Aldo Pagani, pues consideró que el concierto era la obra cumbre del compositor al igual que el pico del Aconcagua es el más alto de América del sur. Fue estrenado el 15 de diciembre en Buenos Aires y el mismo Piazzolla actuó como solista. En cuanto a la forma o estructura se articula en los tres movimientos tradicionales (rápido-lento-rápido) y se halla cerca del concierto barroco por el tratamiento del solista y la orquesta, prueba de ello es la inclusión de la delicada arpa y de los sonidos percutidos del piano y la propia percusión. El primer movimiento Allegro marcato se inicia de forma rítmica y enérgica, contiene una sección central más libre y de carácter melancólico que hace de cadencia. El segundo tiempo Moderato es una delicada cantinela, la inicia el bandoneón a solo y se le unirán únicamente las cuerdas, el arpa y un violín solista. El último tiempo Presto, es un despliegue de ritmos sincopados y diseños melódicos. Introduce una auto-cita al incluir un tango suyo llamado El flaco Aroldi. Con esta cita en su concierto Piazzolla quiso provocar tanto a los puristas del tango como a los defensores de lo clásico, demostró que podía pasar de un registro a otro con total solvencia y sin menoscabo de ninguno de los dos estilos.

A Gershwin se le atribuye la creación de lo que se denominó “jazz sinfónico”, que no fue sino la utilización de elementos de la música popular afroamericana (los espirituales, el blues o el jazz) en sus composiciones sinfónicas. La Rhapsody in blue y otras páginas orquestales como Un americano en París tuvieron un gran éxito en teatros y salas de concierto de todo el mundo y sirvieron para que muchos escuchasen por primera vez algo de jazz, aunque fuese pasado por el tamiz de la orquesta sinfónica. Esta rapsodia fue escrita en 1924, gracias a un encargo de Paul Whiteman (quien organizó el primer concierto de jazz sinfónico de la historia) y fue estrenada el 12 de febrero de ese año en el Aeolian Hall de Nueva York, el propio autor tocaba la parte solista. El día del estreno el éxito fue arrollador y la partitura marcó un hito en el desarrollo de la música norteamericana. Leonard Bernstein adoraba la partitura y manifestó: “Cuando Gershwin escribió su Rhapsody en 1924 hizo temblar a la ciudad de Nueva York, después a todo el país y finalmente a todo el mundo”. En 1957 se inspiró en ella para escribir su West Side Story. La orquestación de la partitura fue realizada por Ferde Grofé, compositor de la famosa Suite de “El gran Cañon”. Además de los instrumentos habituales en la orquesta, son utilizados tres saxofones, un banjo y una batería. El título hace referencia al intento de asociar colores y sonidos por parte del compositor —a imitación de la escuela francesa del momento—, y no como a veces se cree, que el título procede de la sección central de la obra donde aparece un blues. La forma libre de la rapsodia se adapta perfectamente al estilo del jazz. La partitura empieza y acaba en si bemol mayor, destaca el original inicio a cargo del clarinete y su audaz glissando y la exposición del primer tema, repetido, al modo de fanfarria por toda la orquesta, el piano presentará el segundo tema. El tercer tema —en tiempo lento—, resulta al oído la parte más clásica de la pieza, nos recuerda al Chaikovski más lírico.

Samuel Barber se encuadra dentro de esa pléyade de compositores americanos como Roy Harris, Howard Hanson, Walter Piston o William Schuman que a partir de la década de 1930 escribieron sinfonías en un estilo tradicional aunque con ciertos barnices de modernidad. Compuso su primera sinfonía en los años 1935-1936, fue escrita y estrenada en Roma, durante su estancia en la ciudad papal al haber obtenido el Premio Roma (americano) de composición. El estreno corrió a cargo del director Bernardino Molinari y la Orquesta del Augusteo. En 1937 Artur Rodzinski la interpretó con la Filarmónica de Viena en el Festival de Salzburgo, siendo la primera partitura americana en interpretarse en ese afamado festival. En 1942 realizó una revisión del scherzo de la sinfonía y el estreno definitivo tuvo lugar en 1944 por Bruno Walter y la orquesta de Philadelfia. Recogemos ahora las notas que el propio autor escribió con motivo de la premiere en Nueva York en 1937: “La forma de mi sinfonía en un movimiento es una síntesis de la sinfonía clásica de cuatro movimientos. Está basada en los tres temas que aparecen en el Allegro non troppo inicial, estos conservan a lo largo de toda la obra su carácter esencial. El Allegro ma non troppo se abre con la exposición habitual de un tema principal, un segundo tema más lírico y un tema de cierre. Después de un breve desarrollo de los tres temas, en lugar de la recapitulación habitual, el primer tema en disminución forma la base del segundo tiempo (scherzo). El Andante tranquillo está basado en el segundo tema presentado en aumentación y está enunciado por el oboe sobre las cuerdas con sordina. Un crescendo enlaza con el tiempo final, se trata de una pasacaglia basada en el primer tema y está presentada por los violonchelos y contrabajos. Sobre este tema aparecen figuras de otros temas y de este modo se construye el final, sirviendo de recapitulación para toda la sinfonía.”

© José Solá Palmer

Buñol-Valencia, 1969. Es Profesor Superior de Música, Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia del Arte y Diplomado en Dirección de Orquesta en Pescara (Italia). Ha dirigido bandas y orquestas amateurs de la Comunidad Valenciana y de 2015 a 2017 ha sido director titular de la Banda Municipal de Almería. Ha publicado diversos trabajos de investigación sobre el hecho musical de su localidad natal. Desde 1996 es profesor de Música de Enseñanza Secundaria. En los años 1998-99 ejerció la crítica musical en la edición valenciana del periódico El Mundo. Desde 1999 es colaborador habitual del Palau de la Música de Valencia en la edición de notas al programa y programaciones anuales de la Orquesta de Valencia. Desde 2013 colabora con la Orquesta de Extremadura como autor de notas al programa.

Sobre Claudio Constantini

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Total elegancia en el piano y bandoneón, Constantini ilumina la música desde dentro, detallando cada esquina y revelando sus laberintos.

Pianista, bandoneonista y compositor, Claudio Constantini mantiene una multifacética carrera a través de cinco continentes. Nacido en Lima (Perú) dentro de una familia de músicos, su original estilo se define por sus sólidas raíces clásicas, aliadas con una incesante pasión por algunos géneros musicales populares entre los cuales la música latinoamericana y el jazz y juegan un papel fundamental. Como resultado de su entusiasmo por el jazz y la música de Tango fundó su propio “Claudio Constantini Quintet”, impecable agrupación en donde combina y explora elementos musicales de ambos mundos.

Entre sus colaboraciones musicales recientes se encuentran con Nemanja Radulovic y Les Trilles Du Diable, Andreas Ottensamer, Erwin Schrott, Alexander Sitkovetsky y Ksenija Sidorova, con quién actúa regularmente dentro de su proyecto Carmen, cuyo disco le ganó un premio ECHO Classical.
Cuenta con dos producciones discográficas. Una de ellas es el segundo volumen de la obra integral para piano de Claude Debussy la cual contendrá los Preludios completos, Estampes y algunas obras seleccionadas. La segunda producción discográfica se titula América, un homenaje a George Gershwin y Astor Piazzolla, dos de los músicos que más le han influenciado. Ambos discos se lanzaron bajo el sello IBS Classical.

Su primer disco en solitario titulado Reflets dans l’eau (primer volúmen de la integral de Debussy) recibió críticas estupendas a nivel internacional y fue seleccionado entre los diez mejores discos de 2015 por la revista Fanfare magazine (EE.UU).

Sobre Jaume Santonja

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Combina su actividad como solista de percusión de la Orquesta Sinfónica de Amberes con la de Director de Orquesta. Desde la temporada 2016/17 es Asistente de dirección de la Orquesta de Extremadura (OEX) así como de su Joven Orquesta (OJEX).

Jaume ha dirigido conciertos al frente de la Orquesta de Extremadura, The World Orchestra-ADDA sinfónica de Alicante, la Joven Orquesta Nacional de España, La Orquesta del Conservatorio de Utrecht y la Orquesta del Real Conservatorio de Amberes. Es Director musical de la Symfonisch Jeugdorkest Edegem y fundador del ‘Abbatia Viva’ music collective.

Recientemente Jaume ha conseguido importantes resultados en concursos internacionales de dirección, obteniendo el segundo premio en el ‘V Concurso de Dirección Orquestal’ de Córdoba. Fue semifinalista en el ‘I Antal Dorati International Conducting Competition’, Cuarto-finalista en el ‘XII Cadaqués Orchestra International Conducting Competition’ y uno de los seleccionados para las fases finales del ‘Donatella Flick Conducting Competition’ en Londres.

Jaume se graduó de Master of Music en Dirección en el Real Conservatorio de Amberes (Bélgica), de Master of Music en percusión en el Conservatorio de Amsterdam (Holanda) y es graduado superior en percusión por la ESCMuC (Escola Superior de música de Catalunya, Barcelona).

Como intérprete ha tenido el privilegio de colaborar con orquestas como la del Concertgebouw de Ámsterdam, La Filharmonica de Róterdam o la Orquesta Nacional de España entre otras. Trabajando bajo la dirección de Mariss Jansons, Daniele Gatti, Yannick Nezet-Seguin, Valery Gergiev, Pierre Boulez, Andris Nelsons, Zubin Mehta, James Levine, Charles’s Dutoit, Essa-Pekka Salonen, etc. En su etapa formativa fue miembro también de la Gustav Mahler Jugendorchester y la Verbier Festival Orchestra.

El mundo de la dirección no se puede alejar del de la composición por eso Jaume tiene actividad también como orquestador y arreglista, además de tener un pequeño número de creaciones propias, especialmente para música de cámara, otra de sus pasiones. Es miembro fundador del Natalia Ensemble y el Akt-TeK percussion duo.

NdeP – Fundación Orquesta de Extremadura

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