Muere Montserrat Caballé a los 85 años en Barcelona

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En la madrugada del sábado 6 de octubre de 2018

A lo largo de su carrera compartió escenario con los grandes tenores de la época: Luciano Pavarotti, Alfredo Kraus, Josep Carreras y, obviamente, Plácido Domingo.

Montserrat Caballé, la soprano operística más importante de la escena internacional, ha fallecido esta madrugada en el Hospital Sant Pau de Barcelona a la edad de 85 años. La artista estaba ingresada desde mediados de septiembre con un delicado estado de salud. Su funeral tendrá lugar el lunes en el tanatorio de Les Corts.

La última prima donna de la ópera arrastraba desde hacía tiempo una enfermedad y en los últimos años había sido sometida a delicadas intervenciones quirúrgicas que durante largos periodos la mantuvieron apartada de los escenarios.

Porque hasta sus 80 años, Montserrat Caballé (Barcelona, 1933 – 2018) siguió viajando por todo el planeta ofreciendo recitales o conciertos junto a su hija, Montserrat Martí. Sin ir más lejos, en el 2012 sorprendió al público barcelonés subiendo al escenario del Liceu para celebrar los 50 años de su debut en esa plaza, su verdadera casa operística. Ahí se puso de relieve que el cariño por la Caballé no tenía límites.

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Caballé el día que recibió la medalla de Oro del Cercle del Liceu (Àlex Garcia)

En el Liceu había dado lo mejor de su carrera contribuyendo a situar el teatro en primera fila de los coliseos de las grandes voces.

En el Liceu había dado lo mejor de su carrera contribuyendo a situar el teatro en primera fila de los coliseos de las grandes voces: Norma, Otello, Tosca, Salomé… Se había formado en el Conservatorio del Liceu, donde tuvo el acierto de prepararse para abordar el repertorio lírico en lugar de seguir la senda de soprano ligera que le era tan fácil. Siempre estuvo agradecida a la familia Bertrand y la del Dr. Rocha, que apostaron por su potencial y contribuyeron sin condiciones a su educación vocal. Al completar sus estudios en Basilea y en Bremen, entró en contacto con el repertorio alemán, que por entonces no se exploraba tanto, y debutó en el Liceu con ‘Arabella’ de Richard Strauss. Corría 1962.

Caballe fue investida Doctor Honoris Causa por la Universidad de Barcelona en 2011 (Pedro Madueño)

Su proyección internacional llegaría tres años después, cuando el Carnegie Hall de Nueva York se hundía ante su ‘Lucrezia Borgia’ de Donizetti. Con una emisión limpia, un timbre pulido, agudos brillantes y unos pianissimi inacabables, la cantante barcelonesa (con residencia fiscal en Andorra, cosa que en el 2014 le valió una imputación por fraude fiscal) logró hacer sombra a toda una Callas y a la Tebaldi. Su versatilidad era portentosa: tan hábil en la coloratura como en la vis dramática, Caballé era la reina del bel canto italiano que le exigía ser spinto sin dejar de lado los Strauss o los Wagner. Era la legendaria Maria Stuarda de la Scala; era la Norma de Bellini en Orange, era Salomé, era Isolda, era Tosca o Turandot… Con su portentosa técnica y su personal fraseo lograba que cantar ópera pareciera lo más natural del mundo.

A lo largo de su carrera –que dirigió su hermano, Carles Caballé- cantó con los más consagrados de la escena lírica. Casada con el tenor Bernabé Martí, con quien cantó a menudo, la desaparecida soprano compartió escenario con los grandes tenores de la época: Luciano Pavarotti, Alfredo Kraus, Josep Carreras y, obviamente, Plácido Domingo, con quien hizo un par de tándems con los que el Liceu batió su récord de público.

La industria discográfica se encargaría de hacerla competir con la Callas, la Shutherland, la Tebaldi. Y los más rutilantes directores de orquesta, desde Karajan a Abbado o Muti, querrían participar de su magia. El gran público tuvo una buena ración de esa magia cuando su dúo con Freddy Mercury cantando la canción ‘Barcelona’ para los Juegos Olímpicos del 92 dio la vuelta al mundo. Un eco sobrenatural que sin duda contribuyó a hacer de aquella una de las más inolvidables citas olímpicas.

María de Montserrat Bibiana Concepción Caballé i Folch

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Hija de Carlos Caballé Borrás y de Ana Folch. Se crió en el seno de una familia muy modesta, durante su infancia pasó muchas estrecheces.

Recibió clases en el Conservatorio del Liceo junto a Eugenia Kemeny, Pere Vallribera, Napoleone Annovazzi y Conchita Badía.

Cursó estudios de peritaje mercantil y trabajó como dependienta, cogiendo puntos a las medias y otros oficios. Además aprendió inglés y francés.

Su verdadera carrera internacional empezó en Nueva York cuando fue llamada para interpretar Lucrezia Borgia en sustitución de una colega en el Carnegie Hall. Hasta entonces desconocida, después de su primera aria el público neoyorquino, le dedicó una ovación de veinte minutos.

Como publicó la prensa a la mañana siguiente: «Ninguna publicidad previa, podría haber previsto el tremendo impacto que esta mujer de corte goyesco causaría en un público mimado por las delicias de Callas y Sutherland. Cuando Caballé empezó su primera aria hubo un cambio perceptible en el ambiente. Pareció por un momento que todo el mundo hubiese dejado de respirar«.

Representantes de los más importantes teatros de ópera y compañías discográficas estaban entre el público y de la noche a la mañana se vio lanzada a una gran carrera internacional. Sus representaciones desde entonces la han llevado a los más grandes teatros de ópera del mundo como Scala de Milán, Metropolitan de Nueva York, Staatsoper de Viena, Royal Opera House Covent Garden de Londres, Opera de París, Gran Teatro del Liceo de Barcelona, Bolshoi de Moscú, Teatro Colón de Buenos Aires, Opera de San Francisco, Opera de Hamburgo, Opera de Munich, así como a los festivales de Salzburgo, Aix en Provence, Orange, Glydebourne, Pesaro, Verona un largo etcétera.

Montserrat Caballé ha alternado sus representaciones operísticas con recitales y conciertos apareciendo frecuentemente en las grandes salas del Royal Festival Hall de Londres, Carnegie Hall y Avery Fisher Hall de Nueva York, Palau de la Música Catalana de Barcelona, Teatro Real de Madrid, NHK Hall de Tokyo, Salle Pleyel, Salle Gaveau y Théâtre des Champs Elysées de Paris, Concertgebouw de Amsterdan, Konzerthaus de Viena, etc. Ha cantado como solista con las más prestigiosas orquestas y directores como Herbert von Karajan, Leonard Bernstein, Zubin Mehta, James Levine, Claudio Abbado, Seiji Ozawa, Riccardo Muti, Sir Georg Solti, Sir Colin Davis, Carlo Maria Giulini, etc.

El repertorio de Montserrat Caballé es enorme -sus roles en escena alcanzan casi los 90 – y probablemente no tiene ninguna rival en este siglo. Del mismo modo, ha grabado más de 80 títulos, la mitad de los cuales son óperas completas.

Ha cantado todos los grandes roles del repertorio, desde Luisa Miller a Salomé, desde Pamina hasta Isolde. Pero quizás es mayormente conocida -y más admirada todavía- por sus interpretaciones belcantísticas: las grandes reinas de tragedias de Donizetti encuentran en ella a la intérprete ideal, y lo que en muchos casos puede ser música difusa y genérica, en ella poseen un fondo interpretativo de gran poder emocional y dramático que va mucho más allá del límite de las meras coloraturas, por ello no es de extrañar que más tarde se convirtiera en la única sucesora de María Callas en el rol de Norma.

Es su tónica también el entusiasmo por resucitar obras que han caído en el olvido. En esta línea ha continuado los ejemplos de María Callas y Joan Sutherland, pero de hecho ha ido considerablemente más allá que cualquiera de ellas. En los últimos diez años, y cuando la mayoría de sopranos reducen progresivamente su actividad artística, manteniendo solo algunos roles de su repertorio, Caballé, al contrario, ha iniciado otra asombrosa investigación de un repertorio para nada común, incluyendo Armide de Gluck, Les Danaïdes de Salieri, Saffo de Pacini, La Vestale y Agnese de Hohenstaufen de Spontini, Herodiade de Massenet, Medea y Demophon de Cherubini, Ermione e Il Viaggio a Reims de Rossini, Sancia di Castiglia de Donizetti y la Fiamma de Respighi. También se ha dado a conocer a un público diferente e incluso más amplio a través de su colaboración con Freddie Mercury en el álbum de Barcelona y siguiendo en este nuevo campo se encuentró trabajando con Vangelis.

Montserrat Caballé posee numerosos premios y condecoraciones internacionales, incluyendo entre otros, la Orden de Doña Isabel la Católica, Comandeur des Arts et des Lettres de Francia, Académica de Honor y Medalla de Oro de la Academia de las Letras, Ciencias y Artes de Italia. Desde 1974 es Embajadora Honoraria de Naciones Unidas y Embajadora de Buena Voluntad de Unesco. Su grandiosidad como artista se basa en sus cualidades vocales: una de las voces más bellas y versátiles de la historia, unida a una técnica virtuosa, pero también a un poder carismático y cálida personalidad, que alcanza y cautiva al público del mundo entero. En una época en que el término ha sido adulterado por su uso indiscriminado, Montserrat Caballé es una DIVA en el auténtico sentido de la palabra.

Universidad Politécnica de València

Vídeos

He dicho – Montserrat Caballé – RTVE.es

Gigantes de La 2 – Montserrat Caballé – RTVE

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a Montserrat Caballé y Freddie Mercury


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