Sobre la exposición Granados, de París a Goya
El Museu de la Música de Barcelona ha inaugurado la exposición ‘Granados, de París a Goya‘ que ha coproducido con el Museu de Lleida, en el que ya se pudo ver del 19 de enero al 30 de abril de este mismo año. La muestra, que conmemora el 150º aniversario del nacimiento y el centenario de la muerte del compositor ilerdense (1867-1916), permanecerá en la ciudad condal hasta el 20 de mayo de 2018. La exposición está incluída en la programación del Año Granados y ha sido comisariada por el musicólogo Joaquim Rabaseda.
Las conmemoraciones del Año Granados se iniciaron en el año 2016, año del centenario de la muerte del compositor, y durarán todo 2017, año en el que se celebra el 150º aniversario de su nacimiento. Se exponen partituras y documentos originales de Granados como cartas, fotografías y borradores. Entre los objetos que se pueden ver, destaca un tapiz como los que se utilizaron en el decorado de algunas de las representaciones de ‘Goyescas’ elaborado por la Real Fábrica de Tapices, basado en la pintura ‘La maja y los embozados de Goya’; algunos de los rollos de pianola originales que Granados grabó; y el diploma con el que la ciudad de Lleida le otorgó el título de Hijo Predilecto.
Se incluyen también algunas reproducciones encargadas especialmente para la muestra, que se han conseguido gracias a la colaboración con instituciones de alto nivel, internacionales, nacionales y locales, como la Bibliothèque Nationale de France, los museos de Orsay y Carnavalet de París, Museo de Prado, Biblioteca de Catalunya, Filmoteca de Catalunya, Archiu Fotogràfic de Barcelona, Museu d’Art Jaume Morera de Lleida y el mismo Museu de la Música de Barcelona.
La muestra, que parte del momento en que Granados llega a París en 1887, está dividida en siete ámbitos: París, Teatro, Dante, Liliana, Tartana, Gesto y Goya, que se refuerzan con los olores característicos de cada bloque como la linaza del taller o los limoneros que lo acompañaban en la cabaña en la que compuso parte de la ópera ‘Goyescas’. «Cada etapa permite al público descubrir la conexión de Granados con las vanguardias culturales europeas y reivindica el vínculo del compositor con el Modernismo».
Programa de la muestra
París
Entre septiembre de 1887 y julio de 1889, Granados residió en París. Por primera vez encontró el contexto ideal para estudiar, vivir la ciudad, visitar los museos. Fue un testigo privilegiado de la Belle Époque y de los espacios emblemáticos de una capital cultural que redefinía su perfil bajo la sombra de la Torre Eiffel, construida entre enero de 1887 y marzo de 1889. Allí descubrió los talleres de los artistas, los bulevares y también la música española. Porque España era un exotismo de moda. En París, Granados se inventó como artista moderno. Y se dejó bigote.
Teatro
En el cambio de siglo, la modernidad se encontraba en el teatro. Pintores, escritores y músicos querían reformar la sociedad a golpe de escenario. Pretendían desbancar a los productos líricos más populares, que consideraban vulgares y tóxicos. También tenían la esperanza de encontrar una manera digna de ganarse la vida. Hijos de Wagner, su deseo de época era abrir el país en Europa. Las empresas no acabaron de funcionar y los inversores se desanimaron. Pero a pesar de todo, las ilusiones escénicas de las décadas de 1890 y 1900 fueron un faro cultural que agrupó los creadores en un sueño de obra de arte total.
Dante
Una de las obras más importantes de Granados es el poema sinfónico que dedicó a Dante y la Divina Comedia a partir de los versos originales y una pintura de Rossetti. La composición, inicialmente pensada como una sinfonía en cuatro partes, era una demostración modernista de la voluntad de unificar las artes en un todo: poema, pintura y música. La orquesta de Dante retrataba las sombras del infierno de la misma manera que las imágenes ponían un rostro a los condenados y los versos representaban su lamento. Así el Humanismo llegó al siglo XX, como una pieza de concierto casi cinematográfica.
Liliana
Apel·les Mestres fue uno de los amigos de Granados y el escritor con quien mástrabajó. El universo iconográfico del poeta acompañó a menudo la imaginación lírica del compositor. Ambos defendían los lazos íntimos entre poesía y dibujo, pintura y música, arte y creación, a partir de una apología de la naturaleza. Liliana es el libro objeto que culminó esta estética preciosista. Publicado lujosamente en 1907, Granados quiso convertir el poema en un drama lírico, estrenado el 9 de julio de 1911 en el Palacio de las Bellas Artes de Barcelona, en el marco de una Exposición de Arte.
Granados plays Granados «Oriental» from Danzas españolas
Tartana
Para encontrar un entorno tranquilo, Gustav Mahler se hizo construir una cabaña en Steinbach, donde trabajó en la segunda y tercera sinfonías. Doce años después repitió el ejercicio en Dobbiaco. Igualmente, Edvard Grieg levantó una cabaña con vistas al mar para componer en Troldhaugen. El verano de 1915, también Granados se hizo construir una cabaña en medio de un paisaje. La llamaba «la tartana» o «la tartanita». Allí escribió parte de la ópera Goyescas. El taller del compositor había pasado a ser una arquitectura de jardín, una ventana abierta al olor fresco y evocador de las frutas y las flores.
Granados plays Granados Goyescas No. 1 Los Requiebros
Gesto
Granados fue siempre un músico atento a los avances tecnológicos. Su inquietud por el progreso era debida a la consciencia del valor de la proyección pública de uno mismo. En París aprendió la importancia de tener un buen retrato fotográfico para regalar a programadores y mecenas. La desazón para editar las partituras perseguía el mismo objetivo de anunciarse, de propagarse. Igualmente lo hacían los rollos de pianola y los discos de gramófono que grabó. Lejos de la imagen de músico romántico y regional, Granados fue un ciudadano cosmopolita que hablaba francés y cruzaba Barcelona en moto.
Granados plays Granados, Danza espanola no 5, Andaluza
Goya
Goya fue el último pintor de Granados. Lo descubrió en 1894, en el Museo del Prado, pero no fue hasta el verano de 1909 cuando el universo goyesco pasó a ser su tema predilecto. La muerte de Albéniz y la Semana Trágica de Barcelona le impactaron profundamente. Entonces el compositor se refugió en el pintor, en los cartones amables y los tapices luminosos, en la crítica clara y oscura de los grabados. Primero fue Goyescas, una obra magistral para piano; después una ópera en tres actos, su gesto final. Y desde entonces, Goya encontró las melodías de su paleta, el compañero perfecto para la historia de la cultura.
Sobre la organización
Comisariado
Joaquim Rabaseda
Participantes y colaboradores
Museu de la Música
Museu de Lleida
Con el apoyo de:
Generalitat de Catalunya (ICEC)
Acción Cultural Española
Ajuntament de Lleida
Diputació de Lleida
Institut d’Estudis Ilerdencs