Siete conciertos, y muy variados, en la Semana de la Música Vasca que hoy comienza

  • Hasta el día 27, Errenteria acogerá siete conciertos, de estilos muy variados.

Lleva al frente de la dirección de Musikaste diecisiete años, con la misma ilusión y pasión que desde el principio. Jon Bagüés compagina la dirección de Eresbil con la tarea de diseñar una programación atractiva y variada para Musikaste. Y asegura que este año lo han conseguido, con una jornada dedicada a la guitarra, otra a la música coral y una tercera a jóvenes compositores. Sin olvidar el concierto popular de la coral Andra Mari y el estreno de una obra de Pablo Sorozabal.

– ¿Cómo se presenta esta edición?

– Este año se da la coincidencia que algunas agrupaciones celebran un número redondo. Los 50 años de la coral Andra Mari y de Oskarbi, y las bodas de plata de la Escolanía Easo. No podíamos dejar de lado estas fechas. Hemos querido poner en valor la labor que han realizado durante todos estos años. Y luego está nuestra tarea de difundir las obras de los compositores, tanto los centenarios como los jóvenes. De hecho, cada tres años organizamos un concierto con la última promoción que estudia en Musikene, y eso siempre suele ser una sorpresa.

– Un buen aperitivo para la jornada inaugural de hoy…

– Sí, porque son obras que se tocan por primera vez en público y cada compositor tiene su mundo estético e imaginativo. Además, en este concierto también vamos a homenajear a María Luisa Ozaita, con una obra suya para arpa. Era una compositora de Barakaldo que ha fallecido hace poco, creadora de la asociación de mujeres en la música, que difundió el trabajo que las mujeres compositoras de todo el mundo han ido haciendo. Era una gran amiga de Eresbil, y gracias a ella Musikaste siempre tiene en cuenta incluir alguna compositora en su programación.

– ¿Hay muchas?

– No, aunque cada vez hay más. Para coros, por ejemplo, tenemos varias y muy buenas. Pero es cierto que hay que hacer un esfuerzo para poner en valor su trabajo.

– Este año dedicarán una jornada a la guitarra en el País Vasco. ¿Por qué?

– No es la primera vez que este instrumento está presente en Musikaste, pero en esta ocasión hemos hecho el esfuerzo de presentar tres mundos en un mismo concierto. El de Ricardo Isasi, el de nuestro fondo y el de Cortabarría, que lo conservó el guitarrista José Azpiazu y contiene música de principios del siglo XIX con ritmos vascos muy antiguos. Nos parecía importante dar a conocer la música para guitarra que se ha hecho en el País Vasco, porque no es tan conocida. De hecho, el logo de este año hace un guiño a este instrumento.

– En la jornada de clausura se estrenará una pieza de Pablo Sorozabal, con la Orquesta Sinfónica de Navarra y la coral Andra Mari. ¿Cómo surgió esta colaboración?

– Por una parte, se dio la circunstancia de que queríamos contar con la Orquesta Sinfónica de Navarra para la última jornada, en la que interpretarán piezas de compositores navarros. Y por otra parte, la coral Andra Mari pone fin a los actos organizados con motivo de su cincuenta aniversario, y queríamos que lo hicieran con una obra popular, agradable de escuchar y gozosa. No es fácil encontrar obras nuevas, pero tuvimos la suerte de toparnos con unas partituras para orquesta que escribió Pablo Sorozabal en la década de los 40 para la película ‘Jai-Alai’. El filme se ha perdido pero la música no. Con todo, hemos creado una suite de 20 minutos, seleccionando varias escenas. Hay algunas músicas que Sorozabal luego utilizó, y que el público reconocerá. Planteamos la idea a la orquesta y a la coral, la aceptaron, y nos pusimos a ello.

– ¿Qué criterios siguen para diseñar la programación de Musikaste?

– Es el equipo de Eresbil el que lo elabora, y es la suma de varios factores. Primero nos fijamos en los centenarios de los autores, y seleccionamos sus obras. Luego está el apoyo a la música contemporánea, que intentamos hacerlo con grupos del País Vasco. Programamos obras de compositores vascos, pero siempre procuramos que los interpreten formaciones de aquí, de manera que seamos un trampolín para los grupos que son más novedosos o atrevidos en su programación. Y luego siempre surgen distintas oportunidades de gente que nos ofrece algún programa especial. A todo esto hay que sumarle los días que dedicamos al género coral, de cámara o sinfónico.

– Y el resultado es un festival que se dirige a un público muy variado…

– Efectivamente. Nuestra idea es que sea un festival muy abierto, donde cada jornada sea un pequeño mundo que interese al público al que le guste ese tipo de música. Con un programa variado en géneros, intentamos llegar al mayor público posible.

– ¿Se atrevería a recomendar algún concierto de la presente edición?

– Dependerá de la curiosidad de cada uno. El concierto de guitarra será muy agradable de escuchar, el conmemorativo de Andra Mari, con 120 voces y la banda, va a sonar muy bien, al igual que la actuación que ofrecerá la banda de txistularis, o la misa del domingo con el acompañamiento del órgano y clarinete. El que sea más curioso tiene el concierto de los jóvenes compositores de hoy, con una mesa redonda previa donde explicarán su trabajo. Y la jornada coral, con ese ‘experimento’ en forma de diálogo que hemos preparado con el grupo Oskarbi y Landarbaso Abesbatza. Y el concierto de clausura, por supuesto, con el estreno de la pieza de Sorozabal.

– Vamos, que me recomienda todas las actuaciones…

– (Risas) No, que cada público elija su concierto. Lo que sí es cierto es que este año, exceptuando quizá el primer concierto, los demás van a ser fáciles de escuchar.

– La coral Andra Mari va a tener este año un protagonismo importante, coincidiendo con sus 50 años de historia. ¿Qué papel ha tenido la agrupación en la historia de Musikaste?

– Ha jugado un papel importante. Su fundador, Jose Luis Ansorena, fue el que tuvo la idea de hacer Musikaste, y al año siguiente, en 1974 creó Eresbil, que es quien nos surte de partituras y organiza este ciclo. Además, Andra Mari, desde sus inicios, ha hecho posible que se estrenaran muchas obras corales. Ha aportado a la creación musical la posibilidad de que las composiciones pudieran ser escuchadas. Y eso es básico para que los autores sigan confiando en que la música que sienten en el corazón y crean con la cabeza pueda ser difundida.

– Musikaste cumple 45 años. ¿Eso demuestra que se pueden organizar ciclos fuera de San Sebastián?

– Yo diría que sí. Siempre decimos que Musikaste no es un festival para Errenteria, sino que se hace desde Errenteria. Nuestra apuesta es lo novedoso. Entendemos que algunas propuestas no son para el gran público, pero lo intentamos compensar con otros conciertos más populares, de otros géneros que atraen a otro tipo de asistentes, de aquí o de fuera.

– ¿Y qué respuesta obtienen?

– Es desigual, en función del tipo de música. Pero creemos que tenemos un público que poco a poco se va consolidando en cada género. Siempre decimos que intentamos hacer conciertos ‘interesantes’. A veces son fáciles de escuchar y en otras ocasiones, no tanto.

– Y luego están los niños, el público del futuro…

– Sí, y por eso, desde hace años llevamos a cabo un programa didáctico, dirigido a los escolares de Errenteria. Todos los niños entre los ocho y doce años podrán ver, al menos tres veces en su vida, un concierto con instrumentos clásicos. Este año el genero elegido es el jazz. Gracias a esta iniciativa, seguro que algún niño se dará cuenta de que le gusta la música. Y querrá ser músico o escuchar música.

– Sin el apoyo económico de las instituciones, ¿Musikaste sería viable?

– No, y tenemos dos tipos de ayuda. Por una parte están los patrocinadores -Gobierno Vasco, Diputación, Ayuntamiento de Errenteria y la Fundación Kutxa- y por otra, entidades como Musikagileak, Musikene, Errenteria Musical y la federación de coros de Gipuzkoa. Todo ellos entienden y apoyan la labor que hace Musikaste para recuperar el patrimonio,difundirlo y acercarlo a todos los públicos.

– Los conciertos se reparten por distintos escenarios de la localidad. ¿Le falta algún auditorio a Errenteria?

– Sí, es cierto que Errenteria ganaría mucho con un espacio grande donde sonoramente pudiera hacerse música en las mejores condiciones. Hoy día seguimos transformando la iglesia en auditorio, con lo que eso supone de montaje de escenario, colocación de luces… lo hacemos gracias a la parroquia de Fátima, que colabora con nosotros desde hace muchos años.

– ¿Se han planteado alguna vez salir de Errenteria?

– Sí, y alguna vez hemos duplicado los conciertos en San Sebastián y han funcionado muy bien. Es una cuestión que siempre nos planteamos. De todas formas, tampoco está tan lejos Errenteria de Donostia. Se podrían duplicar más actuaciones, pero tendría más lógica que se hicieran en Bilbao, por ejemplo.

– ¿Qué futuro le depara a Musikaste?

– Musikaste tiene un ideario que se redactó en sus primeros años, pero que sigue vigente, por lo que esperamos seguir muchos años. Siempre habrá compositores a los que apoyar, que quieran hacer cosas diferentes, y nuevas músicas y partituras que difundir.

– ¿Y público?

– Ahí está nuestra labor. Trabajar el público infantil, pero sobre todo el juvenil, porque a partir de los 40 años hay un público que vuelve. Quizá hay que plantearse en cambiar las formas de hacer los conciertos, sin olvidarse de las nuevas tecnologías, que lo están cambiando todo. Creo que nunca se ha escuchado tanta música como ahora. Y la gente joven no para de escuchar música. Otra cosa es hacerles ver que hay más músicas, que no conocen, pero que cuando las descubran, tal vez les guste. Ese es nuestro gran reto.

Itziar Altuna

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