Sophia Jaffé y la Filarmónica de Armenia en el Palacio de Festivales

Sobre los Grandes Conciertos de Otoño

Ver: XXIII Temporada de Grandes Conciertos de Otoño en Zaragoza 2017 / 2018

Sobre este concierto

Bajo la dirección de Eduard Topchjan, interpretarán ‘La noche en el monte pelado‘ de M. Mussorgsky (1839-1881); el concierto de violín de A. Glazunov (1865-1936); y la ‘Sinfonía nº10, op.93′ de S. Shostakovich (1906-1975).

La Orquesta Filarmónica de Armenia tiene su sede en Yerevan, capital del país. Siempre ha sido considerada como una de las orquestas más importantes de la anterior Unión Soviética. Fue fundada hace 90 años por Arshak Adamian y Alexander Spendiaryan, los patriarcas de la Música Clásica armenia.

En el transcurso de los años dirigieron la Orquesta A. Adamyan, A. Spendiaryan, S. Charekyan, G. Budaghyan, K. Saradjian, M. Maluntsyan, O. Durian, M.Teryan, A. Katanyan, Khandjian, V. Gergiev, M. Avetisyan y L. Tjeknavorian, entre otros. En octubre de 2000, Eduard Topchjan fue nombrado director artístico y director principal de la OFA.

Vídeo: Filarmonica Nacional de Armenia

La OFA ofrece conciertos en su sede, Aram Khachaturian Concert Hall, una de las perlas arquitectónicas de Yerevan diseñado por Alexander Tamanian con una capacidad de 1.300 asientos. Es el centro nacional de música orquestal profesional de Armenia.

Desde su fundación, la orquesta ha tocado con muchos de los más renombrados artistas de todo el mundo, tales como David Oistrach, Sviatoslav Richter, Mstislav Rostropovitch, Emil Gilels, Renato Bruson, Steven Isserlis, Misha Mayski, Sergei Nakariakov, Boris Berezovski, Natalia Gutman, Isabelle Faust, Julia Fischer, Pinchas Zukerman, Gidon Kremer, Yuri Bashmet, Plácido Domingo y muchos otros, también han actuado con la orquesta músicos armenios ya establecidos como emergentes como Serguei Khachatrian, Marianna Shirinyan, Kim Kashkashian o Serguei Babayan, entre otros.

La OFA incluye en su repertorio tanto obras armenias como repertorio internacional y está comprometida en apoyar la interpretación de nuevas obras orquestales que interesan no sólo al público habitual y al público entendido, sino también para turistas y gente joven.

Fuente

Sophia Jaffé y la Filarmónica de Armenia en el Palacio de Festivales | Toda la Música
El director de la Orquesta Filarmónica Nacional de Armenia, Eduard Topchuan

Programa

Orquesta Filarmónica Nacional de Armenia

Lunes 13 de noviembre a las 20:00hs
Sala Mozart

A. KHACHATURIAN Concierto para violín en Re
D. SHOSTAKOVICH Sinfonía n.º 10 en Mi m, Op. 93

Plateas y Palcos: 52 € • Anfiteatros: 42 € • Escenarios: 32 € • Coro: 12 €

Venta en las taquillas del Auditorio, en compraentradas.zaragoza.es y en entradas.ibercaja.es y cajeros Ibercaja. Los precios de las entradas se verán incrementados por los gastos de gestión correspondientes, tanto en taquilla como en web y cajeros.

El Auditorio dispone de localidades reservadas para personas en silla de ruedas. Estas localidades pueden reservarse en taquillas o en el teléfono 976721363

EDUARD TOPCHJAN, director
SOPHIA JAFFÉ, violín

Sophia Jaffé y la Filarmónica de Armenia en el Palacio de Festivales | Toda la Música
La violinista Sophia Jaffé

Sobre Eduard Topchjan

El director armenio Eduard Topchjan estudió violín en el Conservatorio de Yerevan y continuó estudiando dirección con un prominente director armenio Ohan Durian con el valioso asesoramiento de Sir George Solti, Claudio Abbado y Nello Santi Topchjan empezó a dirigir en 1991 cuando con un grupo de amigos del Conservatorio de Yerevan creó la Orquesta de Cámara Serenade. La Serenade se convirtió en la orquesta más prometedora de Armenia y al poco tiempo consiguió una gran reputación en Europa, ganando premios en varios concursos internacionales y grabando CDs con distintas firmas que fueron muy bien valorados.

Topchjan ha realizado giras por Europa regularmente con la Serenata realizando más de 700 conciertos.

Eduard Topchjan debutó con la Orquesta Filarmónica Nacional de Armenia en el año 2000 y ese mismo año fue nombrado director artístico y director titular de la misma. Realizó con gran éxito conciertos en Yerevan y en el extranjero, obteniendo reconocimiento por sus interpretaciones del repertorio sinfónico principal así como de nuevos compositores. Ya en el 2001, dirigió la OFA en el Grand Hall del Conservatorio de Moscú, y en 2003, en el “Teatro Bolshoi”, recibiendo en ambas ocasiones extraordinaria respuesta tanto de público como de la crítica especializada.

Siguieron giras de la OFA por la República Checa, Alemania, Eslovaquia, Francia, con conciertos de éxito en Nuremberg, Praga, Brno, Bratislava, Paris, Lyon, Marsella, Niza y muchas otras. En 2009 la Orquesta Filarmónica Armenia dirigida por Eduard Topchjan realizó una gira con gran éxito por Japón con 15 conciertos en las mejores salas de conciertos de Tokyo, Osaka, Nagoya, Hamamatsu y muchas otras.

Eduard Topchjan ha realizado concier tos con artistas tan célebres como Placido Domingo, Pinchas Zukerman, Renato Bruson, Mischa Maisky, Natalia Gutman, Steven Isserlis, David Geringas, Yuri Bashmet, Sergei Nakariakov, Boris Berezovsky, Sergey Khachatryan, Julia Fischer, Isabelle Faust, Daishin Kashimoto, Sergey Babayan, Konstantin Lifschitz y muchos otros. Como director invitado ha ofrecido conciertos con numerosas orquestas en Europa, Estados Unidos y Asia, entre ellas la Royal Philharmonic Orchestra, Filarmónica de Colonia, Ópera de Frankfurt, Orquesta Sinfónica Radio Stuttgart, la Staatsphilharmonie Rheinland-Pfalz, la Ópera de Monte-Carlo, la Orquesta Filarmónica Nacional de Rusia, Orquesta del Festival de Siena y Kärntner Sinfonieorchester. Ofreció conciertos en la Temporada 2011-2012 con la Orquesta Sinfónica Nacional de Hungría (en el Musikverein de Viena), Orquesta Sinfónica Nacional de la Radio de Israel, Orquesta Sinfónica Gulbenkian, Orquesta Sinfónica de la Radio de Praga y la Orquesta Filarmónica de Seúl. Desde 2007 es director titular del Festival Internacional de Música de Yerevan, que es un evento anual que invita numerosos renombrados músicos de todo el mundo que celebró en 2016 su 10o aniversario.

Vídeo: Sopie Jaffé

Sobre Sophia Jaffé

Sophia colabora regularmente con numerosas renombradas orquestas europeas como la Orquesta de la Radio de Berlín, la Orquesta de Cámara de Stuttgart, la Hallé Orchestra de Manchester, la Orquesta Sinfónica
Nacional de Bruselas, Orquesta del Konzerthaus de Berlin, Orquesta Sinfónica de la Radiode Praga, Filarmónica Checa y Philharmonia de Praga, Bruckner Orchestra Linz, Mozarteum de Salzburgo, Sinfónica de
Basilea, Orquesta de la Suisse Romande, Colonia, Stuttgart, Munich, y un largo etc. Ha tocado en repetididas ocasiones bajo la batuta de destacados directores como Walter Weller, Lothar Zagrosek, Michael Sanderling,

Marek Janowski, Gilbert Varga o Zdenek Macal en las más importantes salas europeas (Grosses Festspielhaus de Salzburgo, Konzerthaus de Viena, la Ópera Estatal de Hanover, Herkulessaal de Munich, Philharmonia de Colonia, Cadogan Hall de Londres, Liderhalle de Stuttgart, Filarmónica de Berlín, Alte Oper de Frankfurt, etc.)

Como solista y músico de cámara ofrece conciertos y recitales también en importantes festivales de música, tales como el Rheingau Musik-Festival, Bachfest de Leipzig, Flaneries Musicals de Reims (Francia), Otoño de Moravia, Ludwigsburg, Merano, Passauer Musikfestwochen, El Mitte Europa Festival, el Delft Chamber Festival de Holanda y Varna Summer Festival (Bulgaria). Sus conciertos le han llevado además de países europeos también a Chile, Japón y EE.UU.

Ha realizado numerosas grabaciones para diferentes Radios y Televisiones. En 2009 la firma GENUIN CLASSICS lanzó a Sophia Jaffé como ganadora del premio del German Music Council por el CD con música de Beethoven, Bach, Ysaye y Suk. En 2014 grabó con la Hallé Orchestra de Manchester y Markus Stenz el Concierto de violín del compositor inglés John Casken, que formaba parte del CD retrato del compositor en ocasión de sus 65 años. A finales del 2017 saldrá al mercado un nuevo CD con Sonatas de Brahms y romanzas de Clara Schumann.

Tiene en su repertorio más de 70 obras, de las cuales 40 son conciertos de violín, desde el barroco a obras del Siglo XXI.

La temporada pasada Sophia tocó nuevamente con la Filarmónica de Dresden y Filarmónica de Stuttgart e interpretó el Concierto de Peteris Vasks “Distant Light” con la Orquesta de Cámara de Georgia de Ingolstadt.

Comentarios al programa

Aram Khachaturian es el más conocido de los compositores armenios. Aunque nació muy cerca de Tbilissi, la capital de Georgia, siempre se sintió muy cercano a la cultura y a la música folclórica de Armenia, que aplicó a toda su obra. Terminó sus estudios en en el conservatorio de Moscú en 1934, a la edad de treinta y un años. Veinte años más tarde fue nombrado Artista del Pueblo de la URSS y del Pueblo de la República de Armenia, además de conseguir diversos galardones. En su catálogo figuran sinfonías, suites de sus ballets, música vocal, odas y su famosa “Balada a la Patria”. Khachaturian se interesó por todos los géneros musicales, pero es evidente que donde se encontró especialmente a sus anchas fue en la música orquestal; es ahí donde encontró campo para desarrollar su sentido colorista y rítmico, y aunque su lenguaje sea en su mayor parte tradicional, en innegable su dinamismo, su entendimiento de la alegría musical y su orquestación tan virtuosística.

Khachaturian escribió: “La cuestión del carácter popular del arte es un aspecto esencial de la actividad creadora de los compositores soviéticos. Estar ligado a su pueblo, tomar de las inagotables fuentes de su arte, exprimir sus intereses esenciales; ¿no es este el interés supremo de todo artista verdadero? Para tratar de definir mi concepción del carácter popular del arte debo encaminarme hacia mi vida de músico, hacia las numerosas impresiones artísticas de mi infancia y de mi adolescencia: he crecido en una atmósfera llena de un riquísimo folclore musical; la vida del pueblo, sus fiestas, sus costumbres, sus alegrías y sus desgracias, lo pintoresco de las melodías armenias, azerbaiyanas y georgianas, interpretadas por cantantes y músicos populares: todo ello me ha marcado profundamente”.

Encontramos entonces en la obra de Khachaturian un cuidado extremo y constante en permanecer próximo al público y de poner en valor su herencia cultural.

En el transcurso de diez años, desde 1936 a 1946, el autor armenio escribió sus tres conciertos con solista, destinados al piano, violín y violoncelo respectivamente. El segundo de ellos data de 1940 y está dedicado a David Oistrakh, violinista muy apreciado por los compositores soviéticos y que estrenó la obra el 16 de noviembre en Moscú, con la dirección de Alexandre Gauk. El primero de sus tres movimientos, Allegro con fermezza, sigue la tradición de dos temas en contraste, siendo el primero algo rudimentario en su firmeza, que se encuentra apoyada por un incesante ritmo. El segundo tema viene a expresar un romanticismo lánguido y exótico dentro de su carácter elegíaco. El Andante sostenuto comienza con una suerte de recitativo a cargo del fagot para derivar en un movimiento en tres tiempos que recuerda a un vals lento y que se podría comparar a un nuevo “Vals triste”. Se podría considerar que es el fragmento más inspirado del concierto, en el que se advierte una sentida emoción, entre nostálgica y dolorosa. La sección central de este segundo movimiento parafrasea breves motivos simétricos, exponiendo la renovación de anteriores ideas. Un Allegro vivace conclusivo se muestra como una fiesta de múltiples colores, dominada por el dinamismo de un tema venido del primer movimiento. El violínsolista incide en ideas repetitivas que se van combinando con los timbres orquestales. La melodía llena de lirismo del principio del concierto, tenuemente modificada, sirve de nuevo para potenciar el contraste. A pesar de su más que evidente academicismo, este concierto es modélico y conquista por el más que notable uso de los medios violinísticos y, como acostumbra el autor, por su clima amplio y voluminoso. Los dos motivos se encuentran presentes en la extensa “cadenza” debida al propio compositor; sin embargo Oistrakh escribió una segunda, considerada por Khachaturian como mucho más violinística.

También Shostakovich fue Artista del Pueblo de la URSS en 1954. Obtuvo el Premio de Estado durante varios años además del Premio Lenin; pero su devenir como compositor dista mucho del de su colega armenio, tan centrado en sus ancestros y su arte popular, sin mostrar preocupación alguna por el momento político de su época, que es también la de Shostakovich, quien, nacido en San Petersburgo en 1906, fue a morir en Moscú sesenta y nueve años más tarde tras una vida llena de altibajos profesionales y desavenencias con las altas autoridades soviéticas, que consideraban sus obras demasiado politizadas a partir de su ópera “Lady Macbeth de Mtsensk”. La “Quinta Sinfonía” lo devolvió al redil gubernamental de un modo intermitente, ya que después de los reconocimientos aparecían sucesivas “llamadas al orden”, sobre todo durante la campaña “anti formalista” dirigida por Khrennikov en 1948. En las “Memorias póstumas” del músico, este revela el drama de las presiones sufridas y la obligación de mostrar dos caras opuestas: la del músico renovador e independiente y la del compositor académico en sus obras de circunstancia. Lo cierto es que en su abundante catálogo queda bien patente su gran ciencia musical. A lo largo de su vida Shostakovich escribió quince sinfonías, la primera de ellas a los diecinueve años de edad y aún estudiante; eran los primeros años después de la revolución de octubre y el compositor aún es un músico extraño a cualquier influencia política. El hecho de que aún hoy, a juicio de muchos estudiosos, la Primera Sinfonía sea su obra más lograda nos lleva a preguntar qué hubiese sido de la música de Shostakovich si la hubiera podido desarrollar fuera de toda constricción artística.

Cuando el músico ruso compuso su Décima Sinfonía en 1953 había transcurrido casi un decenio desde la última vez que el autor había afrontado el género sinfónico: la Novena fue redactada en 1945 y la Octava, una  obra de mucha mayor envergadura, en 1943. la Décima fue también la primera composición orquestal que surgió en la Unión Soviética dentro de un clima de mayor libertad cultural que había anunciado la muerte de Stalin sucedida en la primavera de 1953. Por este motivo, su primera ejecución el 17 de diciembre del año de su composición suscitó una atención muy particular dentro de los círculos oficiales y musicales, provocando un animado debate de tres días dentro de la sede en Moscú de la Unión de Compositores Soviéticos. Algunos de los comentaristas musicales consideraron a la Décima como una música “no realista”, condenando la atmósfera de pesimismodestilada por la sinfonía; otros insistían sobre el hecho de que los compositores soviéticos tuviesen el derecho de estar guiados por sus propios instintos artísticos, algo  escasamente posible durante la dictadura de Stalin, aunque “Pravda”, el periódico oficial del partido, algunos meses antes de la desaparición de dictador animó a los artistas a “luchar por su independencia, coraje y experimentación.” Tras tantas opiniones contrastantes sobre la Décima Sinfonía, tuvo que ser el joven compositor Andrei Volkonski quien diese una descripción adecuada y de compromiso, definiendo a la Décima como una “tragedia optimista”. Particularmente es en los tres primeros movimientos donde se advierte la abrumadora impresión de tragedia que produce esta música.

El Moderato inicial es un movimiento intenso y sombrío proyectado por la cuerda grave, comparado en ocasiones con el de la “Sinfonía Fausto” de Liszt. Una enigmática poesía surge desde las intervenciones del clarinete y la flauta y la amplitud del colorido orquestal se amplía a través de líneas que transcurren dentro de una vasta idea de profunda introspección. Este clima no es una novedad ya que aparece en la música anterior de Shostakovich, tanto en sinfonías como en la música de cámara o en los ciclos de melodías austeras y, de algún modo, desesperadas. Este carácter gravita sobre toda la Décima, aunque los dos movimientos siguientes contienen dos facetas bien contrastadas: por ejemplo, el Scherzo, de gestos casi brutales y salvajes, marca unos ritmos incisivos de propulsión inexorable, que al parecer evoca la nefasta presencia de Stalin.

Por otra parte también se encuentran presente el estilo épico de las sinfonías de Borodin, durante los fragmentos destinados al metal. El Allegretto está compuesto por diversos temas, uno de ellos escrito en forma de un vals muy potente y es utilizado por Shostakovich para insertar las iniciales de su nombre y apellido por medio de las notas re, mi bemol, do, si, en su nomenclatura alemana. El motivo inicial del Moderato reaparece en la parte central, interrumpido por la trompa, que crea un instante de ensoñación en un momento de atmósfera pesimista.

Para finalizar su sinfonía, el compositor traza extensas y entristecidas frases de carácter quejumbroso expuestas por el oboe, la flauta y el fagot, para inmediatamente adoptar una inesperada actitud de vigoroso optimismo que ocasionó en su día ciertas críticas que consideraban desplazadas del sentido de la obra estas explosiones de un júbilo fuera de lugar. De todos modos también se perciben, bajo la brillante tonalidad de mi mayor y los matices joviales de las maderas, una ineluctable y salvaje potencia, un sentimiento de tensión donde el impacto se presenta sobre cogedor y dramático. Influencias tan distintas como las de Chaikovski, Borodin, Glazunov y muy particularmente Mahler, son asumidas al servicio de una personalidad extremadamente multiforme: a veces épica y otras sufriente y dramática. Ahí reside la grandeza de su música.

Juana Bonafé

Programa completo en pdf

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