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Al Ayre Español y Eugenia Boix
Los conciertos del XXX Festival Internacional en el Camino de Santiago, organizado por la Diputación Provincial de Huesca (DPH), llegaron a su fin la noche del pasado sábado en Jaca. La iglesia del Carmen acogió la última de las actuaciones de esta edición tan especial, con Al Ayre Español y la soprano Eugenia Boix poniendo un gran broche de oro a un conjunto de conciertos que de nuevo han dejado huella en la provincia oscense.
Aunque el Festival todavía sigue en marcha con su programación de Teatro de Calle y la exposición de Ouka Leele, la música antigua llegó a su fin, otro año más, con un concierto que nadie quiso perderse. La iglesia barroca se llenó hasta completar de nuevo el aforo.
XXX Festival Internacional en el Camino de Santiago
Al Ayre Español
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Los instrumentos esperaban en el escenario a la formación fundada por el zaragozano Eduardo López Banzo. El clavecinista salió acompañado por sus músicos: Alexis Aguado y Kepa Artetxe al violín, Leonardo Luckert al violonchelo, Xisco Aguiló al contrabajo, y Juan Carlos de Mulder al archilaúd —instrumento de cuerda pulsada descendiente del laúd—. Junto a ellos, acompañándoles en esta ocasión, la soprano montisonense Eugenia Boix y su potente y extraordinaria voz.
Bajo el nombre de Tesoros de América, el repertorio elegido reunía una variedad de piezas musicales italianas y españolas. Joyas que eran desconocidas, que estaban perdidas, lejos de la Península Ibérica, que han redescubierto 300 años después, cruzando el Atlántico.
Según cuenta la formación “entre los siglos XVI y XVIII muchas partituras fueron embarcadas en los galeones que, partiendo de los puertos de Sevilla y Cádiz, ponían rumbo a América, continuando luego viaje hasta las Filipinas”.
Un legado musical rescatado de bibliotecas americanas y que, gracias a Al Ayre Español, puede ser escuchado nuevamente. Entre todo su sorprendente programa, destacan tres cantatas de José de Torres, compositor y organista madrileño, nacido en el siglo XVII.
Estas, desconocidas hasta hace veinte años, fueron transcritas por López Banzo “a partir de las partituras originales conservadas en el archivo de la Catedral de Guatemala, donde fueron interpretadas por músicos indígenas hasta que sobrevino el gran terremoto que destruyó lo que hoy se conoce como Antigua Guatemala”.
Piezas de carácter variado, donde la música culta y la popular se mezclan y dejan espacio. “Las tres cantatas a la española de José de Torres son obras muy mestizas, que alternan el recitativo y el aria italianos con series de castizas coplas y aires de danza de raíz popular, culminando en ocasiones con un inesperado grave, un solemne final de un refinado misticismo”, explica López Banzo.
Sin embargo, no solo tuvo sabor nacional el concierto ya que, a estas bellas piezas de José de Torres, le precedían y seguían las sonatas de Antonio Vivaldi y Arcangelo Corelli, que por aquellas fechas eran muy populares en la península, a menudo compartiendo espacio como música sacra en las iglesias.
López Banzo comenta que “las sonatas italianas en modo alguno se circunscribieron a ese ámbito religioso, pues también se escucharon en las Academias de música, como se llamaban los conciertos en el siglo XVIII, donde los aficionados ilustrados disfrutaban de las continuas novedades que, en el campo de la música instrumental, ofrecía la música italiana”.
Músicas del mundo que han viajado de un lado para el otro y que hoy en día todavía pueden disfrutarse gracias a grupos como Al Ayre Español, y a festivales como este. “Desde estas líneas felicito al evento y su excelente equipo por su trigésimo aniversario y a su director, Luis Calvo, por su capacidad, constancia y tesón en mantener vivo un festival necesario”, afirma el músico zaragozano, quien junto a sus compañeros y Eugenia Boix, se despidió por todo lo alto, con el cariño de todo el público, también imprescindible para la difusión de la música antigua.