Sobre el Ciclo de Lied en el Teatro de la Zarzuela
En torno al Schubert maduro
Este año el Ciclo de Lied del CNDM tiene un principal protagonista, que actúa en esta ocasión como Artista Residente de la temporada: el barítono alemán Matthias Goerne. Se trata de uno de los cantantes más asiduos de estas convocatorias del Teatro de la Zarzuela, en las que ha intervenido muchas veces y siempre a satisfacción de crítica y público. Su estilo tan personal de situarse en el escenario; su estilo interpretativo, concentrado, introvertido, oscuramente poético; su voz, penumbrosa con apoyos en la gola y agudos muy singulares; su reconocida habilidad fraseadora, como buen discípulo que fue de Fischer-Dieskau, lo hacen uno de los preferidos de nuestro público. En esta oportunidad, además, va a ofrecer, en tres conciertos, el segundo y el tercero sucesivos, los tres ciclos schubertianos: Die schöne Müllerin, Winterreise y Schwanengesang, que ya ha cantado en el mismo escenario en distintas etapas. A su lado el pianista Markus Hinterhäuser.
Hemos de dar la mejor de las bienvenidas al tenor polaco Piotr Beczala, que hace su aparición en estos ciclos. Sólo ha actuado en Madrid dos veces y fue el Teatro Real el marco elegido. El cantante, de voz plenamente lírica a día de hoy, posee técnica, soltura, estilo y línea. Es una garantía que figure junto a él Helmut Deutsch, pianista sobrio, seguro y musical, que también acompañará a la soprano Diana Damrau, una de las voces más espirituosas de los últimos años, lírico-ligera con cuerpo y gran dominio de la coloratura, que aquí se mete en los a veces turbulentos paisajes de Wolf y Strauss, dos creadores que encajan estupendamente con el arte sutil y emotivo de la cantante.
Strauss también aparece en la velada de una soprano nueva en la plaza, Hanna-Elisabeth Müller, de timbre carnoso y perfumado.
Canciones de distintos opus del compositor bávaro, alguna tan conocida como Wiegenlied, se alternan con una hermosa selección schumanniana, con varios lieder de Myrthen a la cabeza. También muy joven es Anna Lucia Richter, de timbre más claro y juvenil, que, no obstante, tratará de penetrar en los intríngulis de algunos de los lieder más tenebrosos de Schubert, como Der Zwerg (El enano) y nos abrirá el alma de Margarita en la goethiana colección de lieder de Mignon. Michael Gees estará a su lado en el teclado. De muy otro signo es el programa de la sueca Ann Hallenberg, a quien estamos acostumbrados a escuchar en páginas de enrevesada vocalidad barroca y a quien seguiremos, encandilados con su timbre de mezzo, en una amplia y variada selección que incluye canciones de Brahms (los Zigeunerlieder nada menos), Clara Schumann (no muy programada), Medtner (una rareza), De Frumerie (paisano de la intérprete y asimismo poco habitual) y, por fin, Mahler: los Rückert-Lieder. Mats Widlund será el pianista colaborador. No de menor interés e igualmente cargado de novedades es el que nos anuncia Anna Caterina Antonacci, siempre gran señora, en esta su última época como soprano. Junto a nombres más comunes como los de Debussy, Britten, Poulenc, aparecen los de Respighi y en particular, Boulanger, con siete piezas. Remata con una canción tampoco muy popular de Albéniz. Como acompañante figura Donald Sulzen.
Está muy bien que se incluyan en estas series liederísticas voces de contratenor, tan reconocidas hoy en día y servidoras de las más espinosas piruetas vocales de la ópera seria; y también, cada vez en mayor medida, de la literatura vocal de cualquier época. La temporada pasada fue Carlos Mena el representante de esta cuerda. En la que comentamos este papel lo hereda Xavier Sabata, un haendeliano de pro a quien gustará escuchar en ambicioso e insólito programa integrado por obras de Mompou, Granados de nuevo, De Sèverac, Peruccini, Berio, Schubert y Riadis. Anne Le Bozec es su partenaire.
Nos hemos referido a los diez conciertos de la “temporada oficial’ que constituyen lo que podríamos denominar Temporada oficial.
Pero resta uno, que se considera extraordinario y que corre a cargo del veterano barítono Leo Nucci, un cantante indestructible, que, pasada con creces la sesentena, todavía está erguido y en condiciones de emitir con cierta prestancia, de frasear con sentido, de expresar con pasión y de decir con elegancia. No sabemos a esta hora el contenido de su programa, en el que estará asistido por el pianista James Vaughan. En cualquier caso, tenemos asegurados unos minutos de sano esparcimiento, de bellas melodías y de entusiasmos contagiosos.
Arturo Reverter
Vídeo: Soprano Ana Lucia Richter
Franz Schubert: Der Hirt auf dem Felsen – Kölner Kammersolisten
Entradas y abonos
Renovación y venta de abonos. Venta de localidades
Programa
Teatro de La Zarzuela – Concierto Extraordinario
Leo Nucci | James Vaughan
Canción italiana
En esta sesión fuera de abono encontramos al indestructible barítono italiano que, pasada con creces la sesentena, todavía está en condiciones de emitir con cierta prestancia, de frasear con sentido, de expresar con pasión.
Muy lírico en sus orígenes, aunque siempre dotado de un timbre brillante, comunicativo y de un reconocible metal, además de una considerable extensión, el artista, nacido en una localidad vecina a Bolonia el 16 de abril de 1942, ha ido oscureciendo su color y ampliando su emisión –que realiza mediante curiosas muecas en busca de la más conveniente direccionalidad del aliento– hasta poder acometer los personajes más exigentes. Nucci aún puede dar lecciones a muchos barítonos más jóvenes de cómo ha de estudiarse y componerse un fi gura operística. Sea la que sea, se mete en su piel de manera casi violenta; se transmuta y deja de ser él para convertirse en otra criatura sin olvidar una línea de canto muy cuidada.
Es sorprendente el mordiente que tiene todavía el artista boloñés en la zona aguda: el fa, el sol e incluso el la salen de su garganta a propulsión. Es cierto que el vibrato ya es acusado, pero tampoco importa demasiado cuando el canto es sincero y entregado y cuando se nos ofrece a través de una actuación actoral de primera