Publicado en TLM
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Comienza en marzo con 9 funciones
La Bohème regresa al escenario del Teatro Colón a partir del martes 15 de marzo a las 20:00 horas dando inicio a la Temporada lírica 2022. Con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en Escenas de la vida bohemia de Henri Murger, esta versión contará con la dirección musical del maestro Alain Guingal al frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón y la dirección escénica de Stefano Trespidi.
La ópera más representada durante el siglo XX sigue arrancando lágrimas y sonrisas en el XXI. La historia de los cuatro bohemios que viven al borde de la miseria, sufriendo y gozando por amor, es un clásico imperecedero.
Días 15, 16, 17, 20, 22, 23, 26 y 27 de marzo | Teatro Colón
Venta de entradas
El poeta Rodolfo, el pintor Marcello, el músico Schaunard y el filósofo Colline confrontarán, una vez más, las veleidades de la modesta costurera Mimi y la escandalosa cantante Musetta. Una oda a la juventud con un amargo guiño final a su inevitable fugacidad.
Estrenada en el Teatro Regio de Turín en 1896, La Bohème, es una de las óperas más representadas en el mundo. Cuenta la historia de los cuatro bohemios que viven al borde la miseria y que sufren y gozan por amor: el poeta Rodolfo, el pintor Marcello, el músico Schaunard y el filósofo Colline en un elenco encabezado por las voces más interesantes de nuestro medio y el mundo.
Nota del programa
Una pequeña gran historia de gente común
El tiempo pasa y La bohème sigue siendo una de las óperas más amadas y representadas en todo el mundo. Este relato de las andanzas y los amores de personajes de carne y hueso, sin grandes héroes ni villanos, sigue atrapando y conmoviendo en pleno siglo XXI.
¿Es posible no encariñarse con esos artistas sin recursos que buscan su camino y con esas muchachas que intentan subsistir? Parte del secreto de la trascendencia de esta ópera radica, precisamente, en la sencillez de las situaciones cotidianas de esos personajes entrañables, que establecen una conexión directa con la sensibilidad del espectador. Pero, sin dudas, es el sello magistral de Puccini lo que convierte a La bohème en una creación simplemente irresistible.
En 1893 el compositor conoció por primera vez el éxito con el estreno de Manon Lescaut, su tercera ópera. A partir de ese acontecimiento, asumiría el gran desafío de afianzar su trayectoria, haciendo frente a las expectativas que empezaban a despertar sus creaciones.
En esas circunstancias, eligió inspirarse para su siguiente proyecto en Escenas de la vida bohemia, del francés Henri Murger, una obra publicada originalmente a mediados del siglo XIX como folletín, que fue luego adaptada como novela y como pieza teatral. El libreto de la nueva ópera estuvo a cargo de la dupla que conformaban Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, con quienes Puccini volvería a colaborar en otras grandes creaciones posteriores, como Tosca y Madama Butterfly.
El proceso de trabajo tuvo sus contratiempos. Por un lado, el compositor protagonizó una disputa que alcanzó trascendencia pública con su colega Ruggero Leoncavallo, quien también trabajaba al mismo tiempo en su propia ópera sobre la obra de Murger, hoy olvidada. Por otra parte, la firmeza de Puccini para defender sus ideas respecto a la concepción dramática de su obra provocaría ciertas tensiones con sus libretistas, que estuvieron muy cerca de renunciar al proyecto.
El estreno, el 1 de febrero de 1896 en el Teatro Regio de Turín, con dirección de Arturo Toscanini, no tuvo una recepción particularmente clamorosa. Mientras el público fue moderadamente entusiasta, parte de la crítica auguró que la obra no perduraría en el repertorio. Como ya sabemos, el vaticinio no podía estar más errado: muy pronto La bohème comenzó su recorrido triunfal por escenarios de Italia, de otros países europeos y de América, incluyendo a Buenos Aires, donde se estrenó en junio de 1896, a pocos meses de la primera representación en Turín.
Con su profunda sensibilidad dramática, su atención a los detalles y las inflexiones, la riqueza de su paleta orquestal y su inventiva melódica, Puccini logró retratar las vivencias cotidianas del grupo de bohemios con una naturalidad y una fluidez admirables. Sin preludio, la presentación en la orquesta de un motivo ágil que caracteriza a los amigos nos introduce directamente en la buhardilla, punto de inicio y de cierre de la historia.
Promediando el primer acto, cuando la pareja protagónica se conoce, escuchamos sucesivamente el aria de Rodolfo (“Che gelida manina”) y la presentación de Mimì (“Sì, mi chiamano Mimì”), seguidas por el dúo de amor (“O soave fanciulla”), de profundo lirismo. El festivo segundo acto nos trae el célebre vals de Musetta (“Quando m’envò”), que describe a la perfección el carácter extrovertido del personaje, en su desesperado intento por llamar la atención de Marcello.
En el tercer acto, el clima impiadoso en el que transcurre la acción preanuncia que los momentos felices han quedado atrás. En ese entorno, el cuarteto en el que se superponen la melancolía del diálogo entre Mimì y Rodolfo con las discusiones entre Marcello y Musetta es un ejemplo de la habilidad del compositor para equilibrar el drama y la comicidad.
Ya en el último acto, encontramos reminiscencias de motivos musicales que se escucharon previamente, a modo de miradas nostálgicas sobre la felicidad pasada, como sucede en el último dúo de Mimì y Rodolfo, cuando ambos recuerdan su primer encuentro.
Y en el final, Puccini nos deja una de las escenas más conmovedoras de la historia del género: la vida de Mimì se apaga sutilmente, muy lejos de la grandilocuencia de las escenas de muerte de las heroínas operísticas en el siglo XIX. Pero cuando Rodolfo descubre lo sucedido, su dolor, que resuena con un fortissimo en la orquesta, nos estremece con cada nueva escucha, como si fuera la primera vez.
Margarita Zelarayán
Argumento
Acto I: En una buhardilla parisina
Víspera de Navidad. Rodolfo, poeta, y Marcello, pintor, tratan de mitigar el frío quemando el último manuscrito de una obra de Rodolfo. Llega Colline, el filósofo y, mientras disfrutan del último fuego, llega Schaunard, el músico del grupo, que trae comida, madera, vino y dinero gracias a un trabajo que consiguió.
Les propone ir a festejar la Nochebuena al Barrio Latino. Mientras brindan, Benoir, el casero, les toca la puerta para reclamar el pago del alquiler. Pero lo echan violentamente de la buhardilla y se preparan para ir al Café Momus. Rodolfo prefiere seguir escribiendo y alcanzarlos más tarde.
Alguien golpea nuevamente la puerta: es Mimì, la joven que vive en el piso de arriba. Luce muy deteriorada, su vela se apagó y necesita fuego. Rodolfo la hace pasar, le sirve un vaso de vino. Ella pronto se recupera y está por marcharse, pero se le cae la llave y se apaga la vela. Los dos jóvenes la buscan en la oscuridad. Rodolfo la encuentra, pero se la guarda. Sus manos se rozan, conversan un rato y surge la atracción.
Acto II: En el barrio latino, frente al Café Momus
En la plaza se reúne una multitud. Llegan Rodolfo y Mimì y todos se sientan en la terraza del Café Momus. Rodolfo presenta a Mimì a sus amigos.
Parpignol, el vendedor de juguetes, llega a la plaza seguido por un grupo de niños y sus madres.
También llega Musetta, que fue amante de Marcello, acompañada ahora por Alcindoro. Musetta quiere atraer la atención de Marcello y manda a Alcindoro a que le compre un par de zapatos nuevos. Mientras tanto, se abraza con Marcello apasionadamente. Los camareros sirven el pedido nadie puede pagar. Los amigos aprovechan un tumulto para irse y que Alcindoro pague todas las cuentas.
Acto II: La Barrere d’Enfer, dos meses después
A primeras horas de la mañana en la Barriere d’Enfer, la aduana en las puertas de París, se escucha una canción desde la posada vecina. Es la voz de Musetta. Amanece cuando llega Mimì y le pregunta a un sargento si sabe cuál es la taberna en la que trabaja un pintor. Marcello sale y le confiesa a Mimì que él y Musetta están viviendo allí desde hace un mes.
Mimì pregunta si Rodolfo está allí; ella no quiere entrar y llora amargamente. Se aman, pero Rodolfo es terriblemente celoso. La persistente tos de Mimì preocupa a Marcello. Rodolfo sale de la taberna y Mimì se esconde.
Le cuenta a Marcello que quiere dejar a Mimì por su precaria salud, agravada por el estado miserable de la buhardilla en donde viven. Mimì no puede controlar sus lágrimas y Rodolfo la oye. Los dos se abrazan y deciden separarse cuando llegue la primavera. Marcello discute por celos con Musetta.
Acto IV: En la buhardilla
Marcello y Rodolfo dejaron a sus compañeras y han vuelto a compartir la buhardilla. Hablan de ellas y se dan cuenta que las extrañan. Llegan Schaunard y Colline. Un poco después, llega Musetta desesperada porque encontró a Mimì totalmente exhausta.
Van a buscarla y todos perciben que su estado de salud es extremo. Musetta y Colline deciden vender algunos de sus bienes para ayudarla. Rodolfo y Mimì recuerdan su primer encuentro. Mimì sufre un ataque de tos justo cuando Schaunard, Musetta y Marcello vuelven.
Mimì pierde el conocimiento mientras Musetta murmura una oración. Cuando Colline vuelve con dinero para pagar al médico, Schaunard susurra al oído de Marcello que Mimì acaba de morir.
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